Viva Sundance
Salvador Medina
Los festivales de cine nacieron en esencia para contrarrestar el efecto de las grandes películas y dar espacio a cineastas y artistas cuyas obras no tienen mayor distribución o no encajan en los estándares del llamado cine comercial. En el caso de Sundance, uno de los más populares y reconocidos del mundo, su larga historia representa, no sólo un parteaguas en Hollywood, sino en la cultura popular de Estados Unidos.
Iniciado en 1978 como el Festival de Cine de Utah, su principal propósito era el de atraer a más cineastas a aquel estado y estaba enfocado principalmente en el mercado estadounidense. Fundado por Wildwood, la compañía del icónico Robert Redford, el antecesor de Sundance tuvo en su primera edición destacados filmes como Deliverance, Un tranvía llamado deseo, Midnight Cowboy y Mean Streets.
Así, Sundance no sólo logró con los años atraer a cineastas locales sino que han conseguido resaltar el potencial del cine independiente. Ya en 1981, Redford juntó a un grupo de amigos y colegas en Park City, Utah, actual sede del festival, para crear un ambiente que fomentara el cine independiente y las nuevas voces del medio estadounidense.
En ese año se consolidó el Instituto Sundance, con diez cineastas invitados donde trabajaron con guionistas y directores que desarrollaron proyectos independientes. Para 1984, las actividades ya incluían programas de teatro.
Desde entonces, el Instituto ha crecido enormemente, siendo el punto de partida de artistas independientes de cine, teatro y música. En Sundance tuvieron su lanzamiento cineastas como Kevin Smith, Robert Rodriguez, Quentin Tarantino, David O. Russell, Paul Thomas Anderson, Steven Soderbergh, Darren Aronofsky y Jim Jarmusch. Es decir, algunos de los más originales autores de hoy en día.
Además, una de las virtudes del festival es la variedad de temáticas que maneja en cada edición. Sundance ha dado espacio a filmes destacados como Perros de Reserva, American Splendor, An Inconvenient Truth, Little Miss Sunshine y The Cove.
Claro que el festival tiene todavía espacios conflictivos. En ocasiones, el jurado tiende a favorecer en sus votaciones a alumnos de sus talleres o miembros del propio instituto. Sin embargo, eso no ha logrado afectar su legitimidad pues a lo largo de los años, siempre ha mantenido el mismo espíritu independiente y de búsqueda de nuevos talentos.
Además, aunque parece que el aumento en el número de cintas independientes tiene que ver con una falta de originalidad y más bien con una respuesta a las tendencias actuales, lo cierto es que hay varios factores a tomar en consideración. El más importante, es el acceso a nuevas tecnologías.
Hoy en día, es más fácil y sobre todo barato, crear un producto audiovisual a la altura de los mejores festivales de cine. Además, cada vez más actores consolidados buscan salir de las ataduras de los grandes filmes de estudios para trabajar con mayor libertad en producciones más íntimas.
Dicha apertura provocada por los festivales ha logrado que más espectadores y aficionados al cine tengan acceso a filmes de todo el mundo. Esto ha tenido un efecto peculiar, según Noel Murray de la revista The AV Club.
Mientras que antes era posible distinguir las películas de cada festival por su estética y su ejecución, hoy parece que la homogenización del mundo ha llegado también al cine.
Toronto era conocido por favorecer a autores del cine mundial, más tendiendo a las imágenes que a las palabras, mientras que Sundance apoya a cineastas estadounidenses independientes que, palabras de Murray, “tardan tres años consolidando su guión y tres minutos pensando cómo filmar”. Hoy, parece que es más fácil crear imágenes que se asemejen a películas de mayor calidad y presupuesto.
Esto es, en mi opinión, algo alentador. Sólo los verdaderos autores destacarán en un medio en el que cada vez será más fácil crear un producto interesante y se favorecerá así la narrativa.
Los festivales como Sundance tendrán entonces una gran cantidad de películas que apoyar y seleccionar. Esto obviamente impulsará el desarrollo de cineastas independientes y renovará a las viejas generaciones renuentes al cambio. El medio encontrará en los festivales la carne de cañón que nutrirá al cine por las próximas décadas.