‘Viejos’ – Reseña
Salvador Medina
M. Night Shyamalan nos ha acostumbrado a doblar las reglas convencionales del cine y sorprender a propios y extraños. Es cierto que los resultados han sido mixtos. Pero el director ha hecho una carrera y consolidado un estilo que se siente irrepetible. Tras una serie de rotundos éxitos que siguieron a una serie de rotundos fracasos, Shyamalan parece haber entrado de nuevo en su zona de confort.
Viejos (Old) está inspirada en la novela gráfica francesa Sandcastle pero bien parece haber sido concebida para el director. Una familia buscando alejarse de su rutina llega a un lujosos y apartado hotel a pasar unos días. Los padres Prisca (Vicky Krieps) y Guy (Gael García) están en una compleja crisis matrimonial. Quieren usar estos días para que sus hijos Maddox y Trent tengan un poco de tranquilidad lejos de los conflictos. Pero los problemas entre ambos resurgen ahí.
Por ello, deciden aceptar la invitación del gerente del hotel a visitar una reclusa playa con poco acceso y que no es conocida por los turistas. Son llevados ahí por un trabajador del hotel (he aquí el usual cameo de Shyamalan en sus películas). Aunque asumen que irán solos, son acompañados por otro matrimonio con su pequeña hija.
Al llegar ahí se dan cuenta de la belleza del lugar. Y de que no están solos. Se sorprenden al ver ya ahí a Mid-Sized Sedan (Aaron Pierre), a quien Maddox reconoce por tratarse de un conocido rapero. La nariz de Mid-Sized Sedan no para de sangrar y no convive con los demás. Esto levanta las sospechas de Charles (Rufus Sewell), el padre de la segunda pareja. De pronto, aparece en la playa el cuerpo muerto de una mujer, que al parecer era la pareja del rapero. Desde ese momento, todo comienza a salir mal.
Pronto se percatan de que no sólo es imposible abandonar el lugar sino que los más pequeños parecen estar teniendo alguna reacción alérgica o mostrando síntomas de algo extraño: están creciendo exponencialmente. Es entonces que llega otra pareja motivada por el gerente del lugar, Jarin (Ken Leung) y Patricia (Nikki Amuka-Bird) y se dan cuenta que el caos que ahí abunda.
Patricia, una psicóloga entrenada, comienza a intentar analizar la situación de manera objetiva para entender qué puede realmente restar pasando ahí. Pero la lógica parece no imperar en ese lugar y las cosas comienzan a salirse de control.
Shyamalan logra generar una atmósfera de tensión absoluta y confusión, tanto en el espectador como en los protagonistas. Aunque el cineasta comienza a dejar plantadas semillas y pistas de lo que será la revelación final, es difícil de imaginar el resultado.
Ciertamente hay momentos absurdos, algunos que incluso pueden ocasionar risas, pero la ejecución de Viejos y la historia sacan a flote hasta los momentos más bajos. Viejos es una película muy bien balanceada entre ambas atmósfera y que logra cosechar exactamente lo que siembra. Un momento de gran forma para Shyamalan y sin duda una gran oferta para los amantes de su cine.