Till: Justicia para mi hijo – Reseña

Feb 13 • Spoiler Alert • 605 Views • Comments Off on Till: Justicia para mi hijo – Reseña

Salvador Medina

Cuando se anunciaron las nominaciones a los premios de la Academia, las redes sociales exclamaron en unísono por el desaire a Danielle Deadwyler en su papel como Mamie Till-Mobley. Y con absoluta razón.

La historia de Emmett Till es por muchos conocida. No sólo fue la chispa que incendió la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos en los años 50′, sino que expone el privilegio blanco de las partes que acusaron al chico de 14 años por un acto que jamás cometió. En Till de Chinonye Chukwu, Deadwyler encarna con dignidad a la madre del niño conocido como Bobo, cuya renuencia a qudarse callada ante la injusticia, es la verdadera historia.

Conocemos a Mamie y a su hijo Emmett (Jalyn Hall) en Chicago, días ante de su viaje al sur. La duda de la madre para dejar a su hijo viajar es obvia. Mientras en el norte el racismo sigue siendo la moneda de todos los días pero su vida no está en riesgo, Mississippi es otra historia: hay reglas para los negros, horarios, restricciones. Pero, sobre todo, hay razones para temer.

Y aún así, el pequeño Emmett viaja al sur. Y pasa lo que todos sabemos. En un intercambio con una cajera de supermercado, la ahora mentirosa confesa Carolyn Bryant (Haley Bennett), mueve a su familia blanca para perseguir al pequeño Bobo por una supuesta ofensa. En medio de la noche, hombres blancos entran a la casa donde se hospeda y es visto por última vez.

Las noticias de su desaparición llegan a Chicago rápido y la familia de Danielle mueve cielo, mar y tierra para interceder por él. El acontecimiento llega a oídos del gobernador incluso y la foto de Emmett acapara las portadas. Es entonces que descubren el cuerpo del pequeño. Y Danielle toma una decisión que hasta hoy se considera un cataliazador: dejar que el funeral sea de ataúd abierto, para que la gente supiera lo que su hijo sufrío a manos del racismo. “Todo el mundo debe ver lo que le hicieron a mi hijo. Nadie va a creer lo que yo vi. Tienen que verlo por sí mismos”.

La imagen está quemada en la psique de Estados Unidos y que permanece como testimonio del país que mucho se niegan a ver. Como huella de esa época, Till es una pieza extraordinaria. Como obra cinematográfica, es todavía más trascendente.

Chinonye Chukwu logra un impecable balance entre la sensibilidad que un momento así requiere y el llamado a ser punzante y poner el dedo en la llaga cuando debe hacerlo. Así como Danielle obligó a todo una nación a ver el cuerpo de su hijo, Chukwu pone la cámara en el lugar preciso, forzándonos a mirar lo que la historia ha decidido ignorar. Es una obra magnífica, pero dolorosa y necesaria, cuyas cicatrices quedarán en el corazón de quien tenga el gusto de presenciarla.

Su trabajo detrás de cámara es fenomenal, con destreza y tacto, Chukwu hace brillar a la gran estrella de la película: Danielle Deadwyler. Si alguien merecía reconocimiento de sus pares era ella. No sólo es monumental y estoica, personifica todo lo digno de Mamie. Es una actuación que quedará marcada en el cine contemporáneo. Es una lástima que no tendrá una estatuilla para conmemorarlo.

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