‘Spider-Man: Sin Camino A Casa’ – Reseña
Salvador Medina
En este sitio somos fanáticos del cine. Por ello, es obvio que este texto (como todos) no tendrá spoilers, en particular en una película con tantas expectativas, rumores absurdos y exagerados y desmenuzada desde hace meses. Intentar explicar la trama de Spider-Man: Sin Camino a Casa (No Way Home) es meterse en temas escabrosos, por eso nos enfocaremos en algo más importante: el legado de la película en sí.
Marvel parece ser un universo con demasiados reflectores en la actualidad. Lo que Avengers representó y los riesgos que tomó al haber cerrado la puerta a personajes centrales en la configuración de sus franquicias, puso al estudio en una situación interesante. Todas esas decisiones se han tomado en la sala de ejecutivos que discuten cómo guiar las siguientes entregas sin perder a los fanáticos que han ganado a través de los ensayos y considerando las posibilidades narrativas a futuro.
Uno pensaría que Robert Downey Jr fue la mejor decisión que Marvel tomó en cuanto a casting. Pero, si algo ha quedado claro en su nueva etapa, es que escoger a Tom Holland como Spider-Man fue todavía mejor. Se trata de una entrega de estafeta metafórica y literalmente.
En Sin Camino a Casa, Spider-Man muestra que se trata del superhéroe más puro, la fibra moral del grupo, la guía por la que se miden los demás. Mientras todos los demás se sienten fuera de este mundo, Peter Parker es una persona ordinaria, un “niño” prácticamente, y es esa inocencia y visión lo que le hace especial. Tiene claro el ya icónico adagio de la franquicia: un gran poder conlleva una gran responsabilidad.
Es así que Sin Camino a Casa se siente como la película más Spider-Man de todas. Pese a lo que se espere del resultado final, la película es sorprendente en todos los sentidos. Aunque Peter debe tomar decisiones que cambien el mundo en sí, su corazón está enfocado en su grupo de soporte: la tía May, MJ y Ned. Es decir, su mundo, literalmente, lo representan ellos.
“Ayudar a una persona ayuda a todas las personas”. Así le enseñó May a Peter y sus acciones se guían con eso en mente: lo que afecte a su familia afectará al mundo entero. ¿Cómo corregirá Peter las puertas que abre Doctor Strange cuando lanza el hechizo para ser olvidado y las posibilidades que ello conlleva? ¿Qué arriesgará por ello? ¿Cambiará en el camino?
Sin Camino a Casa juega con ese tema y de ahí surge todo. No hay absolutamente nada gratuito en la película. No usa la nostalgia como el fin sino como el medio para arriesgarse y contar una historia sensacional, emocionante, emotiva. Cada película de Spider-Man se siente lejana al universo de Avengers pese a vivir en él: aquí están en juego cosas de la cotidianidad y eso es más catártico que un extraterrestre amenazando con destruir el universo con un chasquido. En Sin Camino a Casa, el peligro es real, tangible.
Al final, Peter sigue siendo “tu amistoso Spider-Man del vecindario”. Y los productores no olvidan por un momento que ahí vive su esencia.
Quienes vayan a Sin Camino a Casa esperando grandes sorpresas y cameos y guiños, los tendrán. Pero se irán con algo más: una película que arriesga absolutamente todo por dar pasos hacia adelante y llevar a Spider-Man a lugares inimaginables. Se trata de quizás la mejor película del universo Marvel y una obra que se siente trascendental para el futuro de la franquicia.
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