‘Snowpiercer’ y el cambiante modelo del cine
Salvador Medina @ayudamemalverde
Por más común y trillado que suene, el acceso a la tecnología y la velocidad a la que tenemos acceso a ella ha modificado para siempre los modelos de información, cultura y entretenimiento.
Cada mes, algún nuevo jugador emerge para proponer diferentes formas y canales que lleven sus productos a una audiencia que evoluciona a pasos agigantados. Anteriormente, la distribución digital era considerado un último recurso. Una alternativa para saltar las complejas redes de la piratería y lograr alguna ganancia mientras sea posible.
Con el tiempo el Video on Demand se volvió una gran manera para que los cineastas independientes tuvieran un control total de su producto y al mismo tiempo asegurar un público cautivo. Pero conforme pasa el tiempo, los grandes productores y estudios de cine encuentran que Internet y sus ventajas son algo más que una moda. Se están convirtiendo en la norma.
Harvey Weinstein es visto por muchos como el productor más poderoso de Hollywood. Con un pasada humilde en los suburbios de Flushing, Nueva York, Harvey y su hermano Bob se dedicaron a producir conciertos de rock durante la época de los 70’. Con una profunda pasión por el cine, los hermanos Weinstein fundador Miramax, un estudio que sin duda cambió la cara del cine independiente durante los años 90’.
Enfocado en promover el cine de autor y de bajo presupuesto, Miramax amplió el mercado de Estados Unidos. Fundamentado en apoyar a cineastas con una poderosa voz, Miramax encontró a su segmento cuando Sex, Lies and Videotape de Steven Soderbergh tuvo un destacado éxito comercial y de crítica.
Durante la década de los noventa, los Weinstein dieron cauce al talento de pesos pesados como Pedro Almodóvar, Quentin Tarantino, Kevin Smith, Neil Jordan y Robert Rodriguez.
Miramax se volvió el estudio de excelencia para autores y trajo varios premios Óscar para sus productores por filmes como Shakespeare in Love, The English Patient y Good Will Hunting. Su éxito comercial provocó que Disney adquiriera la compañía.
Laureado como uno de los grandes productores de Hollywood, Harvey tiene sin embargo muchos detractores. El libro ‘Down and Dirty Pictures: Miramax, Sundance and the Rise of Independent Film’ de Peter Biskind dio luz a algunas de las controversiales prácticas de Harvey. Desde su necesidad absoluta de controlar la producción para hacerla, según sus términos, “financieramente viable”, hasta sus absurdas demandas por editar filmes ya terminados de autores consolidados.
Este poder que ha adquirido Weinstein a lo largo de los años le ha traído a su nuevo estudio, The Weinstein Company, un dominio enorme sobre algunos de los directores más importantes del medio y los Premios de la Academia. Philomena, Silver Linings Playbook, 20 Feet From Stardom, The King’ Speech, entre otras tantas producciones, le han valido un inmenso reconocimiento y prestigio. En cada ceremonia del Óscar, Harvey Weinstein es mencionado casi tanto como los patrocinadores de la ceremonia.
El modelo ‘Snowpiercer’
A lo largo de la blanca inmensidad de un invierno eterno, de un extremo a otro de un planeta congelado, viaja un tren que nunca se detiene.
Así inicia Le Transperceneige, la vanagloriada novela gráfica postapocalíptica escrita por los artistas franceses Jacques Lob y Jean-Marc Rochette. Originalmente publicada a principios de los años 80’, Le Transperceneige se consolidó rápidamente como uno de las historias favoritas de culto sobre las consecuencias de la actitud depredadora del hombre frente a la naturaleza.
Situada en un futuro en el que el calentamiento global se ha apoderado de la naturaleza, los últimos sobrevivientes viajan en un tren idílico autosustentable que viaja por todo el mundo sin detenerse. Dentro de él, sin embargo, se está gestando una revolución.
Dirigida por el visionario director coreano Bong Joon-ho, ‘Snowpiercer‘, la adaptación de Le Transperceneige, significó un reto extraordinario. Con una sola locación y el contexto de un mundo destruido por la naturaleza, el salto del cine asiático al complejo universo que significa Hollywood, Bong Joon-ho se encontró más de lo que esperaba.
Financiada en su totalidad por The Weinstein Company, Snowpiercer tuvo altas expectativas. Con un director de culto adaptando una novela de culto, se volvió sin duda uno de los filmes más esperados del 2014. Sin embargo, con Harvey Weinstein al mando, los conflictos tardaron poco en llegar.
Los rumores sobre el retraso de su estreno generaron especulaciones. La conocida naturaleza de Harvey chocó con la voz de Bong Joon–ho. Sí, Harvey ha promovido algunas de las voces más originales del cine, pero siempre a un precio.
La fábula del tren se volvió la historia del filme. Un grupo de desahuciados en la cola del tren que viven con sus propios recursos y con mínimos estándares de calidad, están sujetos a la voluntad de quienes controlan el destino del tren y su motor “mágico”. Todo controlado por una oscura figura de nombre Wilford.
Con un talento extraordinario en los nombres de Chris Evans, Tilda Swinton, Jamie Bell y Ed Harris, ‘Snowpiercer’ es sin duda un blockbuster inteligente. Y cae en esa categoría porque Harvey así se lo propuso. Los efectos visuales no eran un agregado, como sucede con otros filmes del género. Se tratan de algo integral en el lenguaje visual de esta particular historia. Pero su ego no lo dejó ver más allá.
Con la fecha de estreno marcada para junio 27, ‘Snowpiercer’ tuvo lo que en Estados Unidos se considera una distribución “limitada”. El primer fin de semana estuvo en ocho pantallas. Posteriormente en 356. Algo bastante discreto para un proyecto de tal naturaleza. Pero Harvey Weinstein es de armas tomar.
A dos semanas de su estreno comercial, lanzaron el filme a través de Video on Demand. En el lenguaje de Hollywood, sus productores se habían dado por vencido. Pero los resultados de la apuesta probaron lo contrario.
En sus primeras semanas, ‘Snowpiercer’ vendió 3.8 millones de dólares a través de Internet, una cifra histórica. Lo que muchos consideraban un fracaso hoy se volvió un estándar de la industria y sin duda un modelo que cambiará el juego.
Accidentalmente, Harvey Weinstein encontró que la distribución digital no es un canal únicamente para los pequeños estudios, sino un verdadero modelo para los nuevos tiempos. Ha sido tal el impacto de la apuesta que Bloomberg y Forbes dedicaron espacio a estudiar lo sucedido.
Así, parece haberse escrito un nuevo capítulo sobre los nuevos modelos de cine. ‘Snowpiercer’, una profunda reflexión sobre el estado de nuestra sociedad y la imperiosa necesidad por un relevo generacional, hizo exactamente eso. Estamos frente a un momento de cambio. Y el cine, tarde que temprano, está dando el primer paso.
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