Sigue la batalla por la libertad en Internet
Salvador Medina
salvador@elhablador.com.mx
La victoria que significó el alto en el congreso estadounidense a SOPA —la iniciativa de ley que buscaba una regulación desmedida de las actividades de internet con el pretexto de detener la piratería en línea— parecía abrir camino a una nueva etapa para el creciente medio.
El movimiento de resistencia que encabezaron empresas del tamaño de Google, Facebook y Wikipedia, hizo eco en todo el mundo y logró concientizar sobre el significado político y social de la aprobación de esa ley.
Sin embargo, la constante lucha por un internet libre de restricciones no va a desaparecer tan fácilmente.
Al parecer ACTA (Acuerdo Comercial Anti-falsificación o Anti-Counterfeiting Trade Agreement), el hermano mayor de SOPA, regresó con ganas de venganza. Según afirmó el congresista republicano Darrell Issa durante una mesa de análisis en Davos, ACTA es más peligrosa que SOPA.
“Como miembro del congreso, (ACTA) es más peligroso que SOPA. Pretende parecer que no cambia leyes existentes. Pero una vez implementada, crea un nuevo sistema y virtualmente ata las manos del congreso para deshacerlo”, aseguró según el sitio Mashable.
La inhabilidad del congreso para cambiar ACTA es lo que hace que este acuerdo tan peligroso, señala el congresista Issa. Sonaba como una buena idea pero la gente debe preguntarse, ¿por qué se trabajó con la Organización Mundial de Comercio? Issa considera que la respuesta es que se trabajó en secreto para que la gente no pudiera cambiar el ACTA.
Y aunque se hubiera podido pensar que la protesta global contra SOPA haría entender a las corporaciones, gobiernos y sociedad civil que deberían trabajar juntos para encontrar de una manera innovadora la solución que satisficiera las necesidades de los consumidores, a la vez que beneficiara el intercambio comercial, Twitter parece haber dado un paso atrás.
Ante el anuncio de que el sitio de internet censuraría tuits en “países que tienen diferentes ideas sobre la libertad de expresión”, la comunidad de internet rechazó esta actitud.
Y es que en un medio que encuentra su propósito precisamente en la libertad de expresión, no existe espacio para la censura, especialmente si ésta viene dictada por las políticas de un país. Twitter no puede dejar de lado que ha sido el vehículo de movimientos sociales que prometen cambiar la vocación represora de ciertos gobiernos. Ceder a los intereses del poder, no sólo coloca al sitio como un agente más de la represión, sino que detiene la evolución del medio más importante que existe en la actualidad.
Darrell Issa piensa que la iniciativa contra SOPA puede haber sentado un precedente para que la próxima vez que se quiera votar alguna iniciativa de ley, los legisladores se pregunten primero qué pensaría la comunidad en internet sobre dicha propuesta.
La resistencia contra la censura seguirá ante iniciativas tales como ACTA, SOPA y políticas de compañías particulares. Internet cambia antes de que se genere una ley por su regulación. Mientras más rápido entiendan eso autoridades y gobierno, más fácil será comprender que la red jamás será un instrumento represivo sino un catalizador de libertad.
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