Sacudiendo el Status Quo
Salvador Medina
salvador@elhablador.com.mx
Las elecciones presidenciales y estatales en Estados Unidos no sólo sacudieron al mundo, probando que el país más influyente sigue comprometido a cambiar las cosas a través del gobierno y no del libre mercado, sino que provocaron también que el partido republicano, defensor de las valores tradicionales a toda costa, se pusiera a prueba.
Medios conservadores como Fox News, que han llevado una campaña en contra del reelecto presidente Barack Obama (al grado de que Ann Coulter, presentadora del canal, llamara “retrasado” a Obama), no han encontrado explicación al cambio demográfico y social que presenta el país.
Es por ello quizás que Karl Rove, otro conductor del canal, pidió a Fox News que se retractara de nombrar a Barack Obama como ganador de la elección presidencial hasta que se contaran todos los votos, en una debacle en vivo que se contará por décadas.
Los conservadores norteamericanos parecen no poder ver las señales frente a ellos. El popular conductor Bill O’Reilly señaló que la reelección de Obama representa la muerte de la América tradicional. “El establecimiento blanco es ahora la minoría”, dijo en una especie de discurso funerario.
Pero no solamente se trata de un cambio demográfico. La visión de la sociedad civil sobre derechos humanos está cambiando, pues no sólo se reeligió a Barack Obama. La gente eligió en el conservador estado de Wisconsin a Tammy Baldwin, la primera senadora abiertamente homosexual; aprobó el consumo de mariguana en tres estados; los estados de Washington, Maryland y Maine votaron a favor del matrimonio homosexual.
Y mientras los republicanos culpa a otros por su fracaso, no comprenden lo más profundo y certero: el mundo está cambiando. Los que viven en una casa de cristal no entienden lo que significa vivir en el mundo real.
El ácido comediante Jon Stewart, eterno personaje en la lista de los hombres más influyentes en Estados Unidos, respondió a los conservadores que temen perder sus privilegios, alegando que están olvidando algo esencial: que ése es el experimento americano. “Un grupo étnico que llega a un lugar, para ser odiado, vivir en la mugre, trabajar duro para dar a sus hijos o nietos la oportunidad de joder al siguiente grupo que vaya a llegar a ese lugar”. Ouch.
Los conservadores siguen sacudidos, buscan explicaciones donde no las encontrarán. El candidato perdedor Mitt Romney salió a justificar su derrota culpando los “regalos” que Obama dio a cambio de votos. Y por regalos se refiere a financiamiento educativo y seguridad social.
Lo que el statu quo veía como “normal”, hoy ha cambiado. Naturalmente. Estados Unidos vive en una época en la que su presidente habla abiertamente sobre su apoyo al matrimonio homosexual, asegurando que su perspectiva ha “evolucionado”.
No es la muerte del conservadurismo, es el nacimiento de una definición de “normal”. Una alegoría de ello puede ser el programa de televisión “The New Normal” (“Lo Nuevo Normal”), una visión utópica del mundo donde lo común es una pareja homosexual adoptando a un bebé y viviendo en armonía.
Así es y será el mundo del siglo XXI. Bienvenidos, conservadores.
Y es que si un país como Estados Unidos, regido por una ciega fiebre religiosa es capaz de abrirse al cambio, hay esperanza para todos
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