Reseña: Louis C.K. en México
Salvador Medina
Durante un momento de su set de más de una hora en el Teatro Metropolitan, el comediante Louis C.K. dice que a algunas personas les gustan cosas extrañas sexualmente. El originario de Ciudad de México se ríe y se detiene. “Sí, a algunas personas”, ironiza señalándose a sí mismo. Y el lugar estalla en carcajadas.
Se trata, evidentemente, de una referencias a las acusaciones de conductas sexuales incorrectas con otras comediantes durante los inicios de su carrera. En un artículo publicado en el NY Times en noviembre de 2017, el comediante, guionista y director fue señalado por haberse masturbado frente a colegas. En el único comunicado que ha publicado desde el escándalo, Louis C.K. aceptó todo y refrendó que siempre fue bajo el consentimiento de las mujeres presentes, algo que la propia investigación corrobora.
Sin embargo, se ha convertido en una especie de paria, un pararrayos del movimiento #MeToo como pocos. Por razones extrañas, hombres como Chris Hardwick y Casey Affleck han superado sin mayor problema acusaciones más graves, y Louis sigue en una especie de autoexilio mediático. Pese a ello, ha continuado presentando su rutina en Estados Unidos y en el extranjero. Y cuando anunció que vendría a México por primera vez, las redes sociales se incendiaron entre controversia y anticipación.
Un Metropolitan abarrotado fue testigo del primer show de Louis C.K. en México. Y, como era de esperarse, el comediante no se dejó nada.
Al salir al escenario, lo primero que hizo fue preguntarle al público cómo habían estado los últimos dos años de su vida. Entre risas y aplausos, Louis se lanzó sin reparo a presentar una hora catártica, hilarante, grotesta y épica. A menudo deteniéndose para intentar hablar en un español cortado, el regordete pelirrojo de 52 años habló sobre cómo su familia llegó a México, sobre cómo Nueva York dejó ya de ser su ciudad favorito, y cómo tuvo que ir hasta Francia para encontrar una relación.
Louis C.K. encontró en México a un público receptivo, ávido de escuchar su incisivo estilo, y el resultado fue lo que se esperaba.
Aunque no se trata de un tour de disculpas o redención, algo que no parece interesarle, sí generó una reflexión interesante en medio de sus incontables chistes.
Tras señalarse como alguien de conductas extrañas sexualmente, Louis C.K. le preguntó al público si querían hablar “de eso”. Y procedió a hacer una reflexión: si le preguntan a una mujer algo en la intimidad y les dice que sí, pregúntele si está segura de ello.
“Las mujeres son expertas en pretender que todo está bien, así que pregúnteles también durante el acto”. Y listo. Siguió con su acto ante un escenario que se rindió a sus pies de principio a fin.
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