‘Reina de corazones’ – Reseña
Salvador Medina
El tema de las relaciones entre mujeres mayores y hombres jóvenes se ha trabajado en diversas facetas del arte. El cine lo ha hecho con grandes resultados. En Reina de corazones, la directora danesa May el-Toukhy hace un brutal y complejo retrato de una mujer madura enredada en un amorío con su hijastro adolescente.
Anne (Trine Dyrholm) es una dedicada y amorosa trabajadora social que tiene una vida virtualmente libre de preocupaciones, que vive con sus gemelas y su esposo Peter (Magnus Krepper). Este balance es interrumpido cuando Gustav (Gustav Lindh), hijo del primer matrimonio de Peter, llega a vivir con ellos.
Gustav es problemático y grosero, pero tiene carisma y es encantador con las mujeres. Además, las gemelas y él generan un entendimiento inmediato que lleva a Anne bajar la guardia. Pero ella comienza a poner más atención cuando roban cosas de su casa y descubre pronto que Gustav está detrás de ello.
Eso y la lejanía de su esposo, llevan a Anne a buscar un refugio fuera de él. Y lo encuentra en los brazos de su hijastro.
Entre Anne y Gustav no fluyen muchas palabras. Ambos saben lo que buscan del otro y están cómodos con el arreglo que encuentran. Pero, como suele suceder, las cosas comienzan a salir de control y amenazan con poner todo en riesgo.
May el-Toukhy produce una película redonda, extraordinariamente bien lograda y perturbadora. La dirección es impecable, haciéndonos sentir en medio de la acción y el conflicto.
La actuación de Dyrholm es devastadora, cruda. Se trata de un papel pesado, lleno de matices, realista. Y ella lo hace suyo, con una naturalidad abrumadora.
El brillo de Reina de corazones yace sin duda en el tratamiento de la directora, que hace de la relación algo orgánico, que surge de manera natural. En lugar de justificarnos por qué dos personas tan distintas caerían por el otro, nos lanza al conflicto como si se tratara de un huracán emocional.
Una propuesta memorable.
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