Pixeles – Reseña

Jul 23 • Spoiler Alert • 913 Views • 2 Comments on Pixeles – Reseña

Salvador Medina @ayudamemalverde

Cada vez que se acerca la fecha de estreno de una película de Adam Sandler, nuestros dientes rechinan. El hombre que en algún momento era la voz más importante de la comedia en el cine, tomó una serie de decisiones conscientes que lo alejaron del sentido común y lo llevaron a protagonizar una serie de fiascos cuyos propósitos únicos eran convivir con sus amigos mientras cobraba millones de dólares.

Cuando salieron noticias sobre Pixeles, una historia tan extraña que emocionó a más de uno, las expectativas eran altas. Pero cuando salió a la luz que Sandler y su amigo más gordo y menos talentoso Kevin James serían los protagonistas, a muchos se les fue el aire.

Dirigida por Chris Columbus, Pixeles está basada en este cortometraje de Patrick Jean que tiene un concepto increíble: los videojuegos que cobijaron a la generación de los años 80′ (Pac-Man, Donkey Kong, Space Invaders), llegan a la tierra de forma física para retar a los humanos a una guerra por su supervivencia. Entran entonces nuestros héroes.

Brenner (Adam Sandler) es un cuarentón que en algún momento fue una gran promesa. Su éxito en los videojuegos cuando era chico, tras aprender a predecir sus patrones matemáticos, lo proyectaban a ser un genio. Pero la derrota en un campeonato nacional que fue grabado y lanzado al espacio, lo marcó de por vida. Su rival, el antipático Eddie (Peter Dinklage), no sólo gana la final en un climático juego de Donkey Kong, sino que lo humilla verbalmente frente a un multitud. Ni siquiera las palabras de su mejor amigo Cooper (Kevin James) lo logran confortar.

pixels-dom-PK-06_DC_0520_comp_v030264-1038_1036_r_rgb_2040.0Treinta años después, poco pasó con Brenner: tras un divorcio, trabaja para Nerd, una compañía que se dedica a instalar televisiones y sistemas de sonido en hogares. Pasa sus días lamentando los tiempos cuando era alguien importante, cuando los videojuegos tenían un rol al menos lógico en la vida de los jóvenes. Pero su regordete amigo Cooper tomó otro camino: es presidente de Estados Unidos.

Brenner vive atormentado por el “qué hubiera pasado sí”. Cooper, como siempre ha sido su labor, continúa diciéndole que está destinado para algo más grande. Y al parecer, así es.

Cuando una base militar norteamericana es atacada en Guam, el gobierno descubre que se trata de una invasión extraterrestre en forma de videojuegos de antaño, aquellos que fueron grabados en la convención donde Brenner fue destruido públicamente.

pixels-dom-PK-03_CP_1640_comp_v0111-1038_1017_1051_r_rgb_2040.0Cooper pide ayuda a Brenner pero pocos creen su teoría. Aparece entonces Ludlow (Ludlow), otro contemporáneo de nuestros protagonistas, quien descubre un mensaje donde los extraterrestres retan a la humanidad a cambio de su existencia.

Dejemos a un lado como obvio: Pixeles es una película muy bien ejecutada por Columbus, un director con gran visión que logró imprimir su estilo en producciones del tamaño de Mrs. Doubtfire, Harry Potter y la Piedra Filosofal y Rent. Su pedigrí habla por sí solo. Los efectos visuales son impecables y estéticamente se trata de una película divertida y dinámica. Vayamos ahora a lo difícil.

Adam Sandler. ¿Qué podemos decir de un “actor” que ha confesado públicamente que sus películas se han vuelto pretextos para cobrar y pasar un rato divertido con sus amigos? Le hemos creído demasiado. Judd Apatow nos presentó la promesa de un Sandler más capaz y despierto en Funny People pero en eso se quedó. Año tras año los críticos predicen su salida de la élite hollywoodense pero la taquilla lo trae de regreso. No importa qué tan ridícula o innecesaria sean sus películas (Jack & Jill, Grown Ups, Blended), la gente va a verlas. Es como cuando un adolescente sigue recibiendo su mesada y una palmada en la espalda cuando destruye un coche cada fin de semana.

Y es su mano lo que evita que Pixeles pase de ser una película palomera a una gran película. La presencia de su amigo Kevin James como presidente de Estados Unidos ni siquiera es un comentario sobre el estado de la cultura popular de aquel país y la ignorancia que ostentan sus medios conservadores. Es simplemente un pretexto para tener a alguien con quien platicar en el set.

El gran problema de ser una estrella que recibe 20 millones por película cuando se es Adam Sandler, es la zona de confort en la que ha caído. La escena de mayor tensión de la película se topa con un Sandler que parece no disfrutar lo que está haciendo. Ya nada justifica su presencia en películas de alto presupuesto. Pese a ello… Pixeles es una buena película.

El guión, el carisma de Michelle Monaghan y Josh Gad, así como el innegable talento de Peter Dinklage y el gran papel de Columbus en la silla de dirección, son suficientes para sobrevivir la catástrofe que significa tener a Sandler y a James a bordo.

Pensar que al entrar a la sala de cine se encontrará con una obra de arte, es no entender qué clase de película se va a ver. Las críticas contra Pixeles no están justificadas cuando el único argumento es la floja presencia de Adam Sandler.

Pixeles pudo haber sido una gran película, eso es indudable. El lado de nostalgia para una generación entera, la absurda pero divertida premisa que da pie a grandes efectos visuales y de sonido, y las ganas de una nueva audiencia que busca grandes historias en producciones que no estén sustentadas por franquicias.

Por suerte para quienes hemos perdido la fe en Adam Sandler, Pixeles tiene elementos suficientes para entregar al espectador una película que logra cumplir su cometido.

 

 

 

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2 Responses to Pixeles – Reseña

  1. No es tan mala como parece, tiene puntos muy favorables. Pixels (Por cierto comparto los próximos horarios aquí: http://www.hbomax.tv/sinopsis.aspx?prog=TTL600624 ) simplemente no está tan bien como nos hubiera gustado. Sin embargo no creo que sea tan mal ya que de alguna manera cuenta con un tono despreocupado, confianza en los efectos especiales pero sin que éstos lleguen a tomar el protagonismo, su recuerdo de una década en la que (como el propio personaje de Sandler verbaliza en un momento dado del filme) los videojuegos eran sencillos dispositivos tecnológicos que favorecían la socialización, no el aislamiento.

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