Pearl Jam: 20
Pearl Jam regresa a México y eso siempre será un buen pretexto para hablar de la mejor banda de rock de la historia.
Salvador Medina
salvador@elhablador.com.mx
El 18 de julio de 2003 entré al Palacio de los Deportes con muchas expectativas. Era lógico que después de diez años de oír su música, uno espere ver en vivo a la banda que le ha ayudado a dar sentido a tantas experiencias. Los boletos no eran los que yo esperaba pero a los 19 años, todavía no se tiene dinero para adquirir caprichos al por mayor.
No llevé cámara de fotos o video porque quería que mi primera experiencia con esta banda en específico, fuera completamente natural. Quería quedarme con cada sensación, con cada nota y no con el recuerdo que pudiera proveerme una foto.
Y el experimento sirvió. Hoy recuerdo más lo que sentí al escuchar el palacio retumbar cuando se apagaron las luces después de la excelente participación de Sleater-Kinney. Las primeras notas de Release y la sensación de que algo muy especial estaba comenzando.
Aquel día Pearl Jam tocó canciones que no sólo no esperaba, sino que jamás se repitieron en los otros concertos: In my tree, Elderly woman…, Nothingman, State of love and trust y Jeremy.
Dejé el lugar con la sensación de haberle dado sentido y reafirmado mi relación con la mejor banda que jamás ha existido. Pearl Jam no es nada más el grupo que le dio sentido a mi adolescencia, definió también mi relación con el mundo.
Es absurdo pensar que cinco personas que no conoces tengan tanto impacto en los libros que lees, las canciones que escuchas y las decisiones que tomas, pero eso tiene que ver más con la concepción del arte que con cualquier otra cosa.
Rock de vieja escuela
Una de las principales características de Pearl Jam en vivo es su falta de elementos audiovisuales para apoyar el espectáculo. Es decir, no utilizan videos o siquiera cámaras para dar apoyo a la música que tocan. Y por más contradictorio que parezca, eso ayuda.
El espectador no se distrae con elementos de apoyo sino que se concentra en la música y en los cinco individuos (seis si contamos a Boom) que se entregan completamento a su público. Por más de dos horas y media, los miles de espectadores sentimos a Pearl Jam, con solos de seis minutos, improvisaciones eternas y sobre todo, gran rock.
Quienes atienden uno de sus conciertos, comprenden que se encuentran ante una experiencia irrepetible. La banda más importante que salió del movimiento Grunge en Seattle, sigue manteniéndose vigente pese a la corriente musical actual de composición minimalista que ha hecho aburrido al rock.
En una época en que todo es efímero, Pearl Jam nos recuerda lo que importante que es mantenerse unidos por un bien mayor.
Pearl Jam: 20
Muchos identifican a Eddie Vedder como el líder de Pearl Jam. Y aunque esto sea cierto, ha sido la dinámica entre ellos lo que los mantuvo unidos en tiempos complicados.
Si algo nos enseñó el documental de Cameron Crowe, conmemorando los veinte años del grupo, es que algo mágico los unió y algo igual de especial los ha mantenido juntos.
Aunque Vedder sea un compositor extremadamente subestimado, ha estado rodeado por dos décadas por un grupo de músicos extraordinarios. Mike McCready es de los pocos guitarristas que todavía tocan grandes solos de guitarra; Jeff Ament es un bajista con fuerza y voz propia; Stone Gossard se ha caracterizado por crear grandes riffs; y Matt Cameron simplemente ha hecho a todos mejores.
Además, a diferencia de otras bandas, Pearl Jam vive para tocar en vivo. Se han hecho leyendas a través de su energía, su originalidad y su talento. Es por eso que el próximo concierto en el Foro Sol de la Ciudad de México, será sin ninguna duda un gran tributo a sus 20 años de carrera.
Allá nos vemos.
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