‘Oh, Hello’ – Reseña
Salvador Medina @ayudamemalverde
Los nombres de John Mulaney y Nick Kroll son relativamente desconocidos en México y Latinoamérica. Sin embargo, sus carreras como comediantes los han vuelto dos figuras admirables y reconocidas en el entretenimiento.
Mulaney comenzó como escritor en Saturday Night Live después de ser descubierto por Lorne Michaels como stand-up. Ahí, desarrolló un agudo sentido del humor que lo llevó a co crear junto a Bill Hader al simpático Stefon, uno de los personajes más memorables del programa en las últimas décadas y que sin duda dejó huella en el público.
Nick Kroll ha tenido un recorrido más sólido como actor, apareciendo en infinidad de series y películas, en especial la comedia de culto The League, donde interpreta a un ambicioso abogado casado con una bellísima latina y con un cuñado que resulta ser una pesadilla.
En The Kroll Show, Mulaney y Kroll dieron vida a los viejos solteros Gil Faizon y George St. Geegland, dos personajes que retratan el lado absurdo de Manhattan y recuerdan sus aventuras a través de un programa ficticio titulado Too Much Tuna, donde “atrapan” a celebridades con sandwiches de atún. Se trata de dos comediantes poniéndose en situaciones ridículas frente a actores reconocidos, sobre todo del género de la comedia.
Así, decidieron montar en Broadway la obra Oh, Hello, su particular saludo, para deleite y sorpresa de propios y extraños. No es común que dos comediantes exitosos que han tenido sus propios programas de televisión, decidan encaminar un proyecto de ese tamaño y más, que lo hagan con un éxito sin precedentes.
Oh, Hello, ya disponible en Netflix, se trata de dos viejos amigos reviviendo su época dorado con un particular humor incisivo y oscuro, referenciando momentos icónicos de la cultura popular estadounidense sin tapujos y una visión distinta del país.
Faizon y St. Geegland diseccionan lo que significa vivir en Nueva York, el racismo de la vieja generación, cómo ha cambiado en los últimos años y es ese contraste lo que mejor funciona de Oh, Hello, interpretado por dos comediantes que improvisan en ciertos momentos, interactúan de manera orgánica con el público y se burlan de sus propios chistes.