Mujer Maravilla 1984 – Reseña
Salvador Medina
Gal Gadot nació para ser la Mujer Maravilla. No hay duda alguna. Alguna magia transformadora tiene de la mano de Patty Jenkins que, cuando aparece a cuadro, no podemos imaginar a alguien más interpretando ese papel.
En Wonder Woman 84 (Mujer Maravilla 1984), Jenkins da un giro a las películas de superhéroes de la época reciente y, más que una nueva era para DC y sus personajes, se trata casi de un juego, un ejercicio de creatividad y astucia por parte del equipo de producción.
Conocemos a Diana Prince (Gadot) trabajando para el instituto Smithsonian en Washington, D.C., la capital de Estados Unidos. Viviendo una vida discreta de día pero utilizando sus poderes para el bien durante el tiempo libre, pasa los días en el anonimato absoluto.
En entonces que conoce a su nueva compañera de trabajo, la tímida y torpe Barbara Minerva (Kristen Wiig), que entra en el panorama. Barbara se ve inspirada por la personalidad y facilidad de palabra de Diana, a quien busca emular.
Al Smithsonian llegan artefactos recuperados de un robo que Diana detuvo. Barbara está encargada de identificarlos para el FBI. Entre ellos se encuentra The dream stone, una poderosa joya que cumple los deseos más profundos de las personas.
Maxwell Lord (Pedro Pascal), es un empresario y personalidad de televisión que ha estado rastreándola desde hace tiempo. Y cuando llega a sus manos, todos los deseos más profundos de su ser se vuelven realidad.
De igual manera Barbara, con the dream stone en su poder, desea ser como Diana. Y todo se conjunta para un combinación letal. Claro que, sin saberlo, Diana llama a Steve (Chris Pine) y pronto se da cuenta que nada bueno puede salir de algo con tanto poder.
Mujer Maravilla 84 es una comedia de preparatoria disfrazada de película de superhéroes y apela a todos los clichés del género: la chica guapa que no sabe que lo es, la nerd que necesita sólo quitarse los lentes para ser atractiva, el empecinado empresario que hará lo que sea por conseguir sus objetivos.
Dentro de este mundo, Diana es la excepción a la regla: mejor que los humanos, con una moral intachable y poniendo antes el bien común que sus propios bienestar y felicidad.
Jenkins aprovecha para mostrar el contexto misógino, en particular en los 80′, que normalizaba las conductas de acoso como parte del cortejo entre hombres y mujeres y lo hace parte de la historia de Barbara.
Además del regreso de Pine, es Kristen Wiig la que se roba el show. Quienes la conocen de sus reconocerán su particular estilo y sensualidad y para sus nuevos fans la reconocerán como un villano de primer nivel.
La Mujer Maravilla, a diferencia de otros superhéroes, lidia siempre con los temas de moral, sacrificio y bondad. De ahí que, aunque tiene momentos cursis y obvios, son enaltecedores de lo mejor del espíritu humano, algo de lo que carecen las películas de la actualidad. En el universo de Diana Prince, los dioses representan lo peor de nosotros, la tentación, la avaricia. Es ahí donde el instinto de la humanidad es lo único que se postra entre nosotros y la extinción.
En ese tenor, Mujer Maravilla 84 se siente como un intermedio en el universo de DC y una prueba de que se trata quizás del superhéroe más relevante de la actualidad.
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