‘Men’ – Reseña
Salvador Medina
Alex Garland tiene una particularidad sensibilidad para usar el terror y la ciencia ficción como vehículos para hablar de la condición humana. Lo ha hecho con solvencia con algunos de los mejores directores de la actualidad primero y, ahora, con él como director. Se trata de un cineasta con una clara voz y con un impecable manejo de las metáforas visuales. En Men (Men: Terror en las sombras), Garland lleva todos sus recursos al extremo.
Conocemos a nuestra heroína Harper (Jessie Buckley) arribando a una recluída propiedad en la campiña inglesa. Ahí, es recibida por el dueño Geoffrey (Rory Kinnear) quien le ofrece un tour por el lugar y le cuenta sobre el pueblo. Harper está por su cuenta, intentando recuperarse de una pérdida familiar y cree que aquí encontrará la calma que necesita. Pero, como entendemos desde un principio, eso no sucederá.
Desde su llegada, Harper es acosada por los misteriosos hombres del pueblo, todos interpretados por Kinnear. Se trata de la única mujer en pantalla salvo por su amiga Riley (Gayle Rankin) con quien conversa en videollamada. Harper está sola en un mundo de hombres.
El terror de Men está fincado en la realidad pero elevado por el género de terror psicológico que, en este caso, bien podría llamarse terror feminista. Garland hace una reflexión sobre el papel del hombre en la vida de la mujer, su manipulación psicológica, la violencia física, sexual, mental. La incapacidad de darle a la mujer un digno papel en la sociedad.
Pero Garland abusa de las alegorías visuales, jugando entre la literaridad y la ambigüedad. Men es a partes iguales incómoda, bizarra, desconcertante y fascinante. Así lo planea el director. Usa cada cuadro para proyectar el obstáculo que significa ser mujer en el mundo contemporáneo y cómo el hombre es su mayor enemigo.
Las metáforas que ofrece Men son obvias y eso les hace perder fuerza. Pero es una película interesante y aterradora que al menos entretendrá a quien busque una experiencia cinematográfica distinta.
Related Posts
« La importancia de la representación en los medios ‘Till Death’ – Reseña »