Los dos amores de mi vida – Reseña
Salvador Medina
Ah, el género de romance. Tan olvidado y difícil. De ahí que cada vez que Nancy Meyers anuncia una película, las audiencias suspiran. Ya no tenemos a Nora Ephron y hay pocos cineastas allá afuera con el talento y sensibilidad para contar una historia romántica sin caer en clichés o en lo melodramático. Se requiere una experiencia y una perspectiva particular para traer a la vida algo real. Y es justo eso de lo que carece Andy Fickman, el director de Los dos amores de mi vida (One True Loves).
Basada en la exitosa novela de Taylor Jenkins Reid, cuenta la peculiar historia de Emma (Phillipa Soo), una mujer atrapada entre su actual prometido Sam (Simu Liu) y su esposo desaparecido Jesse (Luke Bracey), quien regresa a su vida después de años tras presumirse muerto en un accidente.
Emma se encuentra de pronto en una posición imposible. Jesse era aventuro, un viajero, siempre en búsqueda de algo nuevo. Sam es seguro, su mejor amigo desde la secundaria, alguien con quien encontrará paz el resto de su vida. Y es que Emma es una persona distinta a la que lloró a Jesse. El conflicto y la tensión son obvios y complejos.
Y así, Emma tiene que decidir entre dos personas que ama profundamente. Y aunque la anécdota es interesante, no hay mucho más.
Si One True Loves no hubiese sido un bestseller, es imposible pensar que el guión recibiera el visto de bueno de algún estudio. Está plagado de exposición, no tiene ritmo, jamás empatizas con la protagonista y la trama no es lo suficientemente interesante para sostenerla por casi dos horas. Si no fuera suficiente, el director Andy Fickman es, para decirle de manera clara, un desastre.
Los saltos en el tiempo son confusos y mal diseñados. Más importante aún, sirven para muy poco. Aunque el director no tiene experiencia en el género, parece más bien su primera película. Hay un absoluto desconocimiento del lenguaje cinematográfico y la película parece editada por alguien con déficit de atención.
Con experiencia en comedias tipo b y sin cartel en el género, Fickman desaprovecha lo que pudo ser una sólida película romántica. Hay momentos del talento, particularmente de Simu Liu, que podrían ser hilarantes y desgarradores, pero Fickman no posee la sensibilidad para acompañar su actuación con una dirección que resalte la acción. Es una pena, porque lo que es una película palomera, pudo haber sido una memorable película de romance, de esas que hacen falta.