Los Campeones – Reseña
Salvador Medina
Las películas fabricadas para hacernos sentir bien, son escasas y suelen ser formulaicas. Los Campeones, inspirada en la película española homónima, tiene muchos rastros familiares que cualquier observador reconocerá a la primera. Pero los carismáticos personajes y la historia redención de nuestro personaje principal, nos atan desde el principio.
Marcus (Woody Harrelson) es un apasionado entrenador de básquetbol que domina el aspecto técnico pero no logra entender el lado humano. Es así que ha ido de trabajo en trabajo, llegando incluso a Turquía y a Grecia y siempre con infames resultados. En su más reciente empleo, como asistente de entrenador en una liga semiprofesional en Iowa, Estados Unidos, Marcus tiene un enfrentamiento físico con su amigo y entrenador principal del equipo, Phil (Ernie Hudson).
Tras el juego, Marcus choca contra una patrulla en exceso de ebriedad. Dado su largo expediente de encuentros con la ley, recibe la siguiente oferta: cumplir 18 meses en prisión o pagarlo con 90 días de servicio comunitario.
Marcus cambia el estadio por un gimnasio local donde debe entrenar a los Amigos, un grupo de chicos con necesidades especiales que se prepara para un torneo. Al mismo tiempo, está buscando una forma de regresar y busca la conveniente amistad de Sonny (Matt Cook), cuya influencia le puede permitir acercar de nuevo al profesionalismo.
Al mismo tiempo, Marcus tiene una relación Alex (Kaitlin Olson), hermana de Johnny (Kevin Ianucci), uno de sus jugadores. Poco a poco Marcus se enfoca en los chicos y comienza a conocer su lucha diaria, quizás obligado por la jueza o quizás convencido por la tarea.
Bobby Farrelly, la mitad de los hermanos Farrelly que ahora están intentando carreras por separado, dirige este coming-of-age que, aunque predecible, a veces desenfocado pero siempre con el corazón en el lugar correcto.
Los Campeones es una entretenida y emotiva obra que encuentra sus mejores momentos en la dinámica de los jugadores, no tanto en su protagonista. He ahí quizás lo que le falta para ser una película redonda, hasta digna de premios. Pero no hay en Marcus algo tangible que nos haga enamorarnos de él o querer seguirlo en su viaje.
Sin embargo, Los Campeones tiene suficientes momentos hilarantes y emocionales para hacernos enamorarnos de lo que está en juego.