Las vidas de Sing Sing – Reseña
Salvador Medina
El problema de las películas consideradas Oscar bait (o carnada de Óscar) es que generan ruido para otras obras que de verdad merecen atención de la crítica y el público. Más de una vez ha ocurrido que las nominaciones a los Premios de la Academia ponen el foco donde es necesario. En 2025, un año de nominaciones inconcebibles, Sing Sing es una de esas obras que merecía mejor suerte.
Desde hace tiempo, Colman Domingo ha probado que es uno de los mejores actores de su generación. Como su personaje, Domingo demuestra que nunca es tarde para florecer, para encontrar un propósito. Le costó años consolidarse en una industria que no es amable con los que envejecen pero ha encontrado un nicho que le ha permitido destacarse.
Las Vidas de Sing Sing cuenta la historia real de un grupo de teatro compuesto de reos. Aunque el grupo está comandado por John “Divine G” Whitfield (Domingo), tiene una estructura libre donde los papeles se turnan según la obra que vayan a montar. Aunque siempre han montado obras dramáticas, la irrupción de Brent (Paul Raci), pone al grupo de cabeza.
No sólo los convence de hacer una comedia sino que mezcla Hamlet con piratas, viajes en el tiempo, Peter Pan y otros elementos que se sienten fuera de lugar. John toma a Brent bajo su tutela, mostrándole cómo usar la actuación como una forma de catarsis, de conocerse a sí mismo y de liberarse. Pese a que primero lo recibe con entusiasmo, la tensión en John aumenta cuando Brent audiciona para el único papel serio y la audiencia de su libertad condicional se acerca.
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Todo se combina para llevar a John al borde del colapso, particularmente cuando se trata de un hombre inocente sentenciado a 25 años de prisión. Lo que sigue es una combinación de emociones que se desbordan al máximo con un Domingo monumental y un cast que complementa perfecto y da autenticidad a la obra.
“Estamos aquí para ser humanos otra vez” es el lema del grupo. Y los actores se toman en serio su rol. Se trata de una oportunidad para reinventarse y volverse a crear, para imaginar de nuevo lo que hay fuera de esas paredes. Y el resultado es doloroso, catártico y real.
Greg Kwedar toma la brillante decisión de tomar un enfoque realista, filmando la acción como una especie de documental, improvisando con actores que realmente formaron parte del grupo teatral y el resultado es de un dinamismo genuino y emocional. Aunque Las Vidas de Sing Sing solamente obtuvo tres nominaciones, incluida una a Colman Domingo, se trata de una obra trascendental y brillante, que juega con las emociones del espectador sin sentirse manipuladora o insensible.
Pese a tener elementos narrativos que hemos visto antes en películas similares, es la visión de Kwedar lo que diferencia a la obra de otras similares. Las Vidas de Sing Sing es una inteligente reflexión sobre cómo el arte cambia vidas. Un cliché para quienes no lo entienden, pero una puerta para los que se atreven a cruzarla.
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