Larry David y lo políticamente (in)correcto

Feb 5 • Spoiler Alert • 1556 Views • Comments Off on Larry David y lo políticamente (in)correcto

Salvador Medina

El asesino social está de regreso. La décima temporada de Curb Your Enthusiasm regresó a HBO y Larry David vuelve a hacer de las suyas. La enorme diferencia, es que lo hace enfrentando su comedia al escrutinio de nuestros tiempos. Y aunque desde Seinfeld ha jugado con lo políticamente correcto, en 2020, es todavía más arriesgado.

Larry David, el personaje y el comediante, ha gustado de siempre buscar el límite de la moral. Con Seinfeld, cambiaron la televisión y el discurso de lo que podía decirse en ella. Con Curb Your Enthusiasm, ha jugado con lo que puede hacerse y decirse en la vida en general. De ahí que con diez temporadas en sus espaldas, la narrativa se sienta tan relevante como siempre.

Es así que David se dio a la tarea de hablar y medir las aguas del #MeToo, en lugar de evitarlo como hacen otros creadores. Lo que pone más aún en riesgo al comediante, es que lo hace poniendo su propio nombre en juego. Se trata de un juego “meta”, donde el riesgo es enorme, pero las recompensas son gigantescas.

En los primeros capítulos, David ha caído en las garras de mujeres que lo han acusado de acoso sexual, cuando se trata, como suele suceder, de un simple malentendido. Él mismo se pone como carne de cañón, como un tipo sin tacto alguno o sentido de las reglas sociales, navegando la época en que mujeres han alzado la voz por sus derechos. Y en ese afán por proteger su integridad, se han llevado a nuestro calvo favorito como daño colateral.

Es tal el manejo de la temática, que David se vuelve en un personaje todavía más entrañable. Es divertido verlo caer más y más por su propia culpa y su incapacidad de reconocer lo inusual de sus conductas.

Pero David lleva todo al extremo. Tanto así que durante un encuentro sexual, pide permiso a su pareja para grabar todo y así probar, a futuro, que todo lo que hicieron fue consensual y aceptado por ambas partes.

No es común ver a un creador entrar a la boca del lobo y salir vivo para contarlo. Pero David lo hace una y otra vez sin el menor reparo por las consecuencias. Se trata de un tipo visionario desde el principio pero que hoy, en la época de lo políticamente correcto, se siente todavía más como un desafío. Un sensacional desafío.

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