‘Lady Bird’ – Reseña
Redacción El Hablador @_elhablador
No es muy a menudo que una ópera prima pueda ser auténtica y profunda, reflejando épocas de crecimiento en los protagonistas sin ser cursis o aleccionadoras. La enorme ventaja que tuvo la reina del indie Greta Gerwig al concebir Lady Bird es que había tenido una amplia experiencia como actriz y guionista, coescribiendo con el experimentado Alexander Payne la exitosa Frances Ha.
Inspirada en su infancia en Sacramento, Lady Bird es un peculiar vistazo a una peculiar vida.
Christine o como ella misma se nombró, Lady Bird (Saoirse Ronan), es una joven rebelde que vive en una amorosa pero exigente familia. Su madre Marion (Laurie Metcalf), es juiciosa y atenta, siempre criticando y examinando las decisiones de su hija. Por otro lado, su padre Larry (Tracy Letts), es abierto y poco crítico, siempre apoyando lo que hace Lady Bird incondicionalmente. Con ellos vive Miguel (Jordan Rodrigues), hermano de Lady Bird, y su novia Shelly (Marielle Scott).
Se trata de una familia muy unida, pero que lucha mes con mes con pagar las cuentas. Y Lady Bird se encuentra en su último año de preparatoria, soñando con ir a la universidad a la costa este, lejos de Sacramento y su madre.
Pero al menos Lady Bird tiene a su fiel amiga Julie (Beanie Feldstein), quien la ayuda a navegar las vicisitudes de lo que significa ser una adolescente intentando descubrir su lugar en el mundo.
Ambas son de procedencia modestas y atienden una opulenta escuela católica donde el contraste con la vida de sus compañeros es un constante conflicto y sin duda un punto de comparación para ellas. Lady Bird vive, como le dice a su primer novio Danny (Lucas Hedges), “del lado incorrecto de las vías”, una expresión muy americana que habla del contexto donde viven las personas.
Lady Bird es una película notablemente auténtica y aunque es autobiográfica hasta cierto punto, Gerwig logra contar una historia interesante, enfocándose en los elemento narrativos que la hacen crecer, y no sólo en lo que ella recuerda.
Gerwig no esconde que Lady Bird es un personaje caprichoso y extraño, logrando una película profunda y peculiar a la vez. Es refrescante ver a un autor reflexionar sobre su propia vida y ver dónde falló y quién es realmente el héroe en una historia. La nostalgia es el elemento central de Lady Bird, y cómo durante la adolescencia a veces no sabemos contra qué nos rebelamos. Y la epifanía de nuestra protagonista se vuelve más genuina y sorpresiva.
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