La Reina de Fuego – Reseña
Salvador Medina
Es común que cuando las nuevas ideas llegan a oídos del pueblo, las más altas esferas del poder hagan lo posible por detenerlas. Catalina Parr es una de esas figuras que representó un giro en la iglesia católica y su presencia como esposa del Rey Enrique VIII era vista como una amenaza para el status quo. En La Reina de Fuego (Firebrand), Karim Aïnouz explora la tumultuosa relación entre ambos y su impacto en la corona británica.
Como la sexta esposa de Enrique VIII (Jude Law), Catalina (Alicia Vikander) no sólo debía tener la experiencia para navegar con los hijos de anteriores matrimonios, sino con la responsabilidad de cuidar la corona mientras su esposo estaba fuera. Pese a que fungió como reina consorte mientras Enrique se encontraba en Francia, Catalina tenía relaciones que no eran bien vistas por los miembros de la Iglesia.
El obispo Stephen Gardiner (Simon Russell Beale), cercano al rey, era particularmente celoso de la relación de Catalina con Anne Askew (Erin Doherty), una escritora protestante que se percibía como una amenaza para el reino.
Cuando el rey regresa y sus subordinados dejan de proteger a Catalina, comienza una lucha de poder que busca poner al rey contra su propia esposa.
En esa lucha de poder y de actuaciones entre Vikander y Law, está en juego la que era en ese entonces la corona más poderosa y el futuro mismo de la Iglesia.
Aïnouz es especulativo en su versión y en su clímax, pero lo que más destaca de su trabajo es su retrato de Catalina no sólo como una mujer progresista sino cercana y protectora de los hijos de Enrique VIII. Vikander es genial en su papel y Law es simplemente monumental como el grotesco y cada vez más insensato rey.
Pocas películas han logrado un trabajo tan preciso en reflejar su época, desde el diseño de producción y la fotografía, cada de detalle de La Reina de Fuego se siente como algo auténtico y literal sacado del siglo XVI, agregando a crear una atmósfera vívida.
El único defecto es que nuestra protagonista tiene el defecto de hacer poco. Pese a sus grandes virtudes, Catalina hace poco más que rezar, esperando que darle un hijo al Rey sea suficiente para mantenerse con vida. Y aunque el guión carece de un poco de fuego, se trata de una película apasionante, de la que muchas obras hoy en día podrían tomar nota.