‘La Razón de Estar Contigo: Un Nuevo Viaje’ – Reseña
Salvador Medina
Hay que ser un poco cínico o amargado (o ambos) para descartar una película porque se centra en los perros. Sí, es verdad que se trata de un “recurso fácil”. Pero incluso un recurso fácil requiere de una ejecución limpia, una temática clara y una historia sencilla que conecte con la gente.
A Dog’s Journey (La Razón de Estar Contigo: Un Nuevo Viaje) cumple con esos requisitos como una canción pop: tocando los botones correctos en el momento correcto.
Basada en los libros de W. Bruce Cameron, A Dog’s Journey parte de la premisa de que Bailey, el perro que Ethan (Dennis Quaid) ha reencarnado una y otra vez para estar a su lado. En la entrega anterior, Bailey ayudó a Ethan a reencontrarse con su amor perdido, tras buscar reencontrarlo incansablemente.
Ahora, todo gira hacia CJ, la pequeña nieta de su amor Hannah (Marg Helgenberger). Y es que Ethan y Hannah son quienes cuidan a CJ mientras Gloria (Betty Gilpin), continúa deprimida tras la muerte de su esposo, a quien su hija no alcanzó a conocer.
CJ pasa sus días con sus abuelos y Bailey, jugando en la enorme granja. Y, salvo el cinismo que Gloria, es todo felicidad en la casa. Pero la madre de CJ pone incluso en peligro la vida de la pequeña cuando, en un descuido, deja que ella camine lejos de su protección y hacia el caballo. Bailey lo nota, y logra ponerse entre CJ y el animal, además llamando la atención de Ethan, para ponerla a salvo.
La fricción entre Hannah y su hija es notable. Y cuando ella le sugiere a Gloria que vaya a Chicago para perseguir su carrera como cantante mientras ellos cuidan de CJ, Gloria decide darles la espalda y llevarse a su hija lejos. Se trata de un golpe sensible para Hannah y Ethan, quienes pasan la mayor parte de su día con ella.
Bailey siente el cambio en la casa inmediatamente. Y unos meses después, antes de fallecer, recibe una nueva encomienda por parte de su humano: cuidar a CJ en su siguiente vida.
Es así que Bailey reencarna en Molly, una adorable perra que llega a CJ pese a la renuencia de su madre. Pero es que, si alguien necesita compañía, es ella. Cuando CJ acompañaba a su amigo Trent a adoptar un perro, Bailey se da cuenta que la pequeña que lo acompaña es CJ, y corre hasta sus brazos para lograr su objetivo.
De la mano de Trent, el amigo que puso a Bailey en su camino, CJ luchará contra su soledad y sus demonios de la mano de su nueva mascota.
Y es que Gloria no ha alcanzado sus metas, y lejos de Hannah, se ha dedicado a tomar y hacer menos el sueño de CJ, que también quiere ser compositora y cantante. Pero ya sea como Bailey, Max o Molly, su labor será recordar a CJ de su verdadero propósito mientras él sigue el suyo.
“Una persona no puede ser feliz sin un perro”, se recuerda Bailey en un momento clave de la película.
A Dog’s Journey es un sensible recordatorio de lo que puede hacer el amor incondicional de una mascota en una persona que lo necesita. Para los amantes de los perros, será un recordatorio que los significativos momentos que pasamos con ellos. Y para quienes no lo son, será un vistazo a lo que se están perdiendo.
Se trata de una enternecedora historia que presenta a Bailey como esa voz que nos hace tomar las decisiones basadas en lo que sentimos y no en lo que pensamos. Una invitación a bajar la guardia y dejarnos llevar por el amor sobre todas las cosas.
Es, como los propios perros, fácil, reconfortante y alentador. Una pizca de la vida cuando nos envolvemos en el amor de una mascota y lo que nos deja en el alma. Así es A Dog’s Journey, que si bien nos hará sentir que todo lo hemos visto antes, nos sorprenderá en el camino.
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