La necesaria renovación de los premios Óscar (y Hollywood)

Jan 14 • Artículos • 2789 Views • Comments Off on La necesaria renovación de los premios Óscar (y Hollywood)

Salvador Medina

Los últimos años han sido de cuestionamiento y reflexión para la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, instancia encargada de entregar los premios Óscar a lo mejor de la industria en Hollywood. Y es que, a pesar de que el trabajo de las mujeres y la gente de color ha tenido un crecimiento significativo delante y detrás de cámaras, ello no ha tenido reconocimiento en las nominaciones.

Las voces no son menores en este respecto y han puesto una enorme presión a los ejecutivos y a los miembros de la Academia. De ahí que el año pasado se hayan invitado a una cantidad histórica de personas de distintas nacionalidades, como los mexicanos Bruno Bichir, Marina de Tavira, Dolores Heredia, entre otros.

Pero este año, parece que todo volvió a lo que nos ha acostumbrado Hollywood, con nominados predominantemente blancos y ninguna mujer en la categoría de dirección pese a evidentes trabajos que merecían ese reconocimiento.

Las críticas llegaron de manera inmediata y han sido contundentes: los viejos poderes de Hollywood se rehúsan a dejar su sitio en la cima y buscan controlar, a como dé lugar, quién se sienta en la mesa.

El análisis de las nominaciones de 2020 da para dos conclusiones. Lo primero, es que los miembros de la Academia priorizaron producciones que tuvieron gran impacto en la taquilla, quizás como forma de combatir la creciente influencia del streaming: cinco de las nueves películas contendiendo a Mejor Película superaron los cien millones en taquilla, y 1917, que se estrenó el fin de semana pasado, tiene números para llegar a esa cifra.

Lo segundo, es que parece haber un esfuerzo consciente por evitar que la diversidad se expanda en Hollywood. Pese a que se trató de un año histórico para las minorías en pantalla, sólo Antonio Banderas y Cynthia Erivo podrán competir por la estatuilla por su trabajo como actores.

Tras el anuncio de este año, el director Glen Mazzara dijo abiertamente que los hombres blancos se sienten amenazados por la reciente intención de contratar a más mujeres y personas de color y eso se ha manifestado en los votos de la Academia, porque eso validaría esas producciones y crearía un cambio en el mercado.

“Escucho mucho a esos hombres blancos decir que no pueden conseguir trabajos y que es difícil para ellos conseguir trabajo en Hollywood. Pero los números no apoyan esa narrativa. Claro que es una perspectiva conspiratoria pero Hollywood podría resolver sus asuntos raciales y de sexo si quisiera. No quiere hacerlo pese a que lo dice”.

El status quo hollywoodense se ha negado a abrir mayores puertas a quienes han luchado por abrirlas. Se trata de un asunto de prejuicios y de poder. Así lo demuestra la falta de mujeres en la categoría de dirección, donde quizás se hicieron las omisiones más obvias y dolorosas.

Stacy L. Smith, fundadora de la Iniciativa Annenberg para la Inclusión, de la Universidad del Sur de California, dijo que 2019 es el año en que las mujeres finalmente fueron reconocidas como directoras en la industria del entretenimiento, pero no se les permitió ser laureadas por esos logros.

“Es consistente a un rechazo más amplio – una percepción de un líder que no encaja sino en un prototipo muy angosto, que es típicamente un hombre blanco en Hollywood”, dijo para la revista Variety.

La actriz Issa Rae, presentadora en las nominaciones, incluso cerró con un incisivo “felicidades a esos hombres” tras leer a los nominados.

Y es que en sus 92 años de historia, sólo 5 mujeres han sido nominadas en esa categoría: Lina Wertmüller en 1976 por Seven Beauties; Jane Campion en 1993 por The Piano; Sofia Coppola en 2003 por Lost in Translation; Kathryn Bigelow en 2009 por The Hurt Locker; y Greta Gerwig en 2017 por Lady Bird. Sólo Bigelow ha ganado la estatuilla.

Es así que en 2020, la Academia parece haber sufrido un retroceso, algo que parece ser señal de los tiempos que vivimos, donde las falsas narrativas se apoderan del discurso y provocan que los viejos dinosaurios peleen por su lugar.

Pero las señales parecen mostrar que el cambio es inevitable. Y es que el propósito es alentador: vivir en una sociedad donde hombres y mujeres sean reconocidos sin importar su raza, nacionalidad, orientación sexual o condición social.

Aunque todavía parecemos estar muy lejos de ello.

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