‘La maldición de Thelma’ – Reseña
Salvador Medina @ayudamemalverde
La primera escena o secuencia de una película es vital para establecer el ritmo de lo que está por venir. Pero parece ser un detalle al que sólo verdaderos autores ponen atención. La Maldición de Thelma (Thelma), es el mejor ejemplo de un cineasta dedicado y conocedor de su oficio.
Es por ello que desde la primera secuencia, Joachim Trier entiende que debe atrapar al espectador y acercarlo al corazón del viaje que está por emprender.
Así vemos a la pequeña Thelma de seis años (Grethe Eltervåg) caminar con su padre Trond (Henrik Rafaelsen) en el gélido invierno de Noruega. Caminan sobre el un lago congelado donde Thelma se detiene por un segundo a ver los peces bajo el hielo.
Thelma y Trond llegan pronto al bosque, donde se encuentran a un venado. Trond toma su arma y apunta. La pequeña Thelma parece hipnotizada por el animal, inconsciente de la amenaza humana. Es en ese momento que Trond gira el rifle hacia Thelma, de espaldas a él.
Por un segundo, el padre contempla apretar el gatillo. Pero cede y baja el arma. Thelma se gira hacia su padre, al parecer sabiendo lo que quiso hacer. Y esos son los primeros tres minutos de La Maldición de Thelma. Se trata de una secuencia ominosa y estremecedora pero que de ninguna manera puede prepararte para lo que viene.
Escrita por Eskil Vogt y el propio Trier, La Maldición de Thelma nos coloca con nuestra protagonista ya en la universidad. Thelma (Eili Harboe), lejos de sus padres, tiene dificultades para relacionarse. A diferencia de sus compañeros, prácticamente no conoce a nadie. Y su crianza católica la ha mantenido alejada de las relaciones personales.
Sentada en la biblioteca, conoce a Anja (Kaya Wilkins), una atractiva chica. Pero en ese momento, sus manos comienzan a temblar. El vidrio del lugar se agita y cuando decenas de pájaros chocan con él, Thelma se desploma, abrumada por lo que parece un ataque epiléptico.
Es entonces que entendemos que Thelma posee capacidades inexplicables, que son peligrosas tanto para ella como para las personas que la rodean.
Pero debido a que llevan tiempo sin manifestarse, sus padres han dejado que acuda a la universidad, donde su relación con Anja y las tentaciones de la juventud, serán una prueba para la joven. Y es que esos incontrolables impulsos han sido maniatados por su padre y su apego a la religión. Pero en el mundo real, lejos de la protección de sus padres, Thelma se verá expuesta a los peligros que ello conlleva.
Joachim Trier concibe una película fascinante y enigmática donde la protagonista nos lleva en un viaje a su interior que a la vez, se manifiesta físicamente.
Eili Harboe es una agradable sorpresa, siendo capaz de soportar el peso emocional de la película. Y es que no se trata de una historia fácil para ella, sino que se enfrentará a enormes revelaciones que la harán cuestionar el camino que la llevó hasta ahí.
La Maldición de Thelma es un thriller memorable y transformador.
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