La Leyenda de Tarzan: el cine vuelve a ser épico
Salvador Medina @ayudamemalverde
Por los tiempos que vivimos, cada vez es más común que experimentemos el cine en un televisor. Sólo el atractivo de la tercera dimensión provoca en el espectador la sensación de estar experimentando todo el poder de un medio. Los cineastas han dejado a un lado la historia para favorecer a decoradores efectos visuales y especiales.
Por eso, cuando nos topamos con una película como La Leyenda de Tarzán (The Legend of Tarzan), se agradece como una bocanada de aire fresco en medio de una multitud.
Basada en la clásica historia de Edgar Rice Burroughs, la nueva película de David Yates busca tomar el conocido relato y hacerlo cinematográficamente relevante. Traído a la vida por el hasta ahora discreto, Alexander Skarsgård, nos presenta a Tarzán bastante distinto a la historia original. Lo conocemos ocho años después de haber dejado atrás su tierra en el Congo. Es más bien Lord John Clayton, y aunque posee aspectos que lo relacionan con su vida anterior, ha dejado todo ello atrás junto a Jane (Margot Robbie).
En su tierra natal, una oscura sombra comienza a acechar. En nombre del rey Leopoldo de Bélgica, Leon Rom (Christoph Waltz) busca apoderarse a como dé lugar de los diamantes de Opar para pagar la deuda de su reino. En su camino se encuentra el Jefe Mbonga (Djimon Hounsou), quien le ofrece acceso a ellos a cambio de una condición: que le entregue a Tarzán.
Con astucia, Rom consigue que el reino de Bélgica invite a John Clayton (todavía no es Tarzán) para que supervise los supuestos logros del rey en su tierra. Pero Clayton se niega hasta que George Washington Williams (Samuel L. Jackson) lo convence de ayudarlo a comprobar que el rey está esclavizando a la sociedad del Congo.
Pese a saber que los fantasmas de su pasado pueden exponer la integridad de Jane, Clayton lleva a su amada esposa al lugar donde se conocieron. Cuando George, Jane y John llegan con los Kuba, prácticamente familia para ella, son rastreados por Rom y su brutal grupo de “policías”.
En un enfrentamiento que marca la pauta por el resto de la película, Rom logra escapar con Jane, sabiendo que Tarzán hará todo por recuperarla. John debe convertirse en la persona que dejó atrás, hacer las paces con el lugar que lo vio nacer y reclamar su lugar como el rey de la selva.
Épica y grandiosa, La Leyenda de Tarzán es un regreso a las películas por las que vale la pena sentarse otra vez en una sala de cine. Es un logro.
Yates tiene un ojo para hacer que grandes películas se sientan personales y que su mensaje llegue fuerte y claro al espectador. Además, el casting de la icónica pareja dio en el blanco.
Robbie trae a Jane un sabor distinto que la coloca como una actriz con algo más que ofrecer que presentarse como un símbolo sexual. Además, Skarsgård se eleva a la altura de las circunstancias y entrega a un Tarzán poderoso y sensible, que transmite más con el físico que con las palabras.
Son personajes tridimensionales, salvo quizás el malvado Rom, pero incluso él es memorable en ejecución y como arquetipo. Waltz por fin encontró un personaje antagónico digno de su talento, que sólo claudica frente al encanto de Jane.
La fotografía de Henry Braham es grandilocuente cuando debe serlo y personal cuando la acción así lo llama.
La Leyenda de Tarzán no es sólo una necesaria metáfora sobre la actitud depredadora de los conquistadores (en este caso El Hombre Blanco), sino que es una necesaria reflexión sobre nuestra actitud hacia los animales y las minorías.
El corazón de una película está en el mensaje que quiere contar. Y La Leyenda de Tarzán lo tiene de sobra.
La Leyenda de Tarzán llega a cines el 8 de julio.
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One Response to La Leyenda de Tarzan: el cine vuelve a ser épico
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El villano, bien interpretado por Christopher Waltz, es la encarnación de la racionalidad para enfrentar al salvajismo. El trabajo en dirección es magnífica, David Yates es un director magnífico e incluso en esta película nos demuestra de nuevo que es un gran narrador y que sabe cómo manejar sus personajes. Se centra en la historia principal y sabe entretejer los detalles para que la historia fluya -a medio camino entre la acción y el romance- sin que te sorprendan los “poderes” del héroe sobre las bestias. Equilibra las actuaciones también, el “Tarzán” de Alexander Skarsgård, quien también protagonizará Big Little Lies (http://mx.hbomax.tv/movie/TTL609861/Big-Little-Lies-Parte-01), es duro y serio, por lo que hace de Jane un personaje emotivo y abierto que genere simpatía -ella ayuda a transmitir el lado sensible del héroe. Por su parte George Washington Williams (Samuel L. Jackson) sirve de comparsa cómica, pero por contraste ayuda a resaltar los atributos físicos del hombre mono.