Kony 2.0
Salvador Medina
salvador@elhablador.com.mx
Quien tiene contacto con las redes sociales se enteró del fenómeno global de Kony 2012, la campaña de la ONG Invisible Children que lanzó un video para crear conciencia sobre Joseph Kony, el líder del Ejército de Resistencia del Señor (ERS) que lleva décadas aterrorizando a la población civil de Uganda y otros países. El propósito final es el de crear presión sobre los actores responsables de la política exterior estadounidense para enviar ayuda internacional a una región olvidada por Occidente. El impacto fue inmediato y se esparció en todo el mundo. Y con él, llegaron críticas al por mayor intentando descubrir el hilo negro tras la popular iniciativa. Se criticó la repartición de los ingresos que recibe Invisible Children, su repentina relevancia y los aparentes intereses políticos por una intervención militar en África.
Además, no ayudó a la labor de la ONG que el realizador del video, Jason Russell, fuese arrestado la semana anterior por exhibirse en público. Russell no fue procesado sino que recibió atención psicológica por el episodio. Fuera de todo el circo mediático, las críticas infundadas (y otras bien fundamentadas) a la iniciativa y las sospechas sobre una supuesta agenda oculta, se sigue hablando sobre Joseph Kony y sus crímenes contra la humanidad. Y eso siempre será bueno.
Escribió el actor Ben Affleck, Presidente y fundador de Eastern Congo Iniciative, para Huffington Post que Occidente jamás será el salvador de África. “Esa idea se ha puesto en práctica y no es bien recibida. No es efectiva y es peligrosa. La organización que yo fundé, Eastern Congo Iniciative, apoya a organizaciones congolesas que rescatan niños soldados y les proveen de educación, asistencia médica, capacitación laboral y consultoría”.
Y Affleck tiene razón. El apoyo será efectivo siempre y cuando no se quieran imponer políticas sobre otros pueblos. Pero esto nada tiene que ver con la intención final de una iniciativa creada para ayudar a otras personas. Se cuestiona a Invisible Children y la veracidad de sus datos (muchos critican que el video implica que el ERS tiene 30 mil niños soldados pero si escucha con atención, en realidad es un dato referente al tiempo que lleva activo el grupo) pero lo cierto es que su trascendencia es innegable. Sin embargo, existen grupos que siempre cuestionarán fenómenos como el de Stop Kony y el de otros movimientos generados a través de las redes sociales. Es verdad, este nuevo medio todavía no termina por consolidarse y, como en todos los otros, existe desinformación, malicia y simple estupidez.
Pero no podemos desprestigiar a todo un medio por gente se dedica exclusivamente a eso. Las redes sociales son el primer medio legítimo que no es controlado por ningún gobierno, institución o autoridad. Esto es evidentemente un arma de doble filo pero ello no debe significar su desestimación automática.
Kony 2012 trascendió de ser una iniciativa a volverse un fenómeno global. Los medios tradicionales cuestionan su legitimidad porque sacude al sistema. Al no pasar los filtros de redacciones de periódicos y noticieros, los grandes poderes se sacuden. Se percatan de que existe un nuevo flujo de información sin filtros ni intereses particulares. Ese simple hecho es ya algo digno de reflexión.
Pase lo que pase con Stop Kony e Invisible Children, la meta está lograda. Iniciativas como esta deben servir para reflexionar sobre las prioridades que rigen a los gobiernos e instituciones. Ya no existe nada que pueda ocultarse. Las redes sociales llegaron para hacer visible lo que estaba oculto.