Hagen y yo: la naturaleza se rebela contra el hombre
Salvador Medina @ayudamemalverde
Más que ningún otro animal, la historia de los perros ha estado íntimamente relacionada con la del hombre. Y en pleno siglo XXI, pese a que existe una creciente conciencia sobre sus derechos e importancia como compañeros y mascotas, al igual que todos los animales del mundo, siguen siendo sujetos de injusticias y maltratos.
En Hagen y yo, lo nuevo del director Kornél Mundruczó, favorito del Festival de Cannes, se cuestiona nuestra cruel naturaleza y la relación que tenemos con el llamado “mejor amigo del hombre”.
Lili es una pequeña trompetista que vive con su madre. En la cotidianeidad de su infancia, Hagen, un perro de raza mixta, considerada en Hungría como ilegal, es su más fiel compañero. Cuando su madre debe salir del país por compromisos laborales, Lili debe quedarse con su padre Daniel, un amargado carnicero que ve en Hagen un obstáculo.
Tras varios conflictos entre Lili y su padre, que involucran a Hagen, Daniel decide dejarlo en la calle a su suerte. Pese a sus ruegos, Daniel deja atrás a Hagen quien debe sobrevivir las duras calles de Hungría.
Hagen se enfrenta inmediatamente a la dura realidad de vivir en las calles: luchar por comida, evadir ser atropellado, y hasta encontrar sin vida que nos hará reflexionar sobre su posible destino y el de muchos perros como él.
En esa búsqueda por sobrevivir, Hagen encontrará aliados y enemigos. Pero el antagonista más común de esta historia, es el hombre como especie. Tras ser salvado por un nuevo amigo, Hagen es llevado a una especie de “gueto” donde otros como él pueden vivir. Pero ahí, son igualmente perseguidos cual criminales.
Hagen y los suyos deben escapar de hombres que buscan atraparlos para llevarlos a la perrera donde encontrarán su último destino. En el otro lado del espectro, Lili busca con desesperación a su amigo, aunque también descubrirá que el mundo es un lugar más frío de lo que creía.
Tras ser perseguido por policías, Hagen se detiene y lame la mano de uno de ellos. Hagen es todavía inocente. Uno de los policías le dice a otro: no nos odia, no sabe lo que estamos haciendo.
Pues pronto lo sabrá, responde su compañero.
El filme de Mundruczó se trata de una angustiante reflexión sobre las minorías y el lugar de los animales en el mundo contemporáneo. Si bien los perros callejeros se representan a sí mismos como grupo, pueden ser también una alegoría de grupos raciales que han sido discriminados a lo largo de la historia y que, al igual que ellos, son juzgados por haber nacido en ciertas circunstancias.
Mundruczó nos muestra que hemos construido un mundo que no es apto para los animales. Desde que Hagen queda en situación de calle, sufrimos la angustia emocional de jugarse la vida en cada instante.
Se trata de una película devastadora, pero a la vez llena de humanidad y quizás de esperanza. Lili representa la inocencia del hombre que todavía no se ha visto corrompida por la realidad y que juzga a quienes le rodean por el amor que le dan. De ahí que su relación con Hagen es la más pura y sana que tiene.
Hagen y yo es, además, una película de acción. Las secuencias de persecución son tan ágiles y dinámicas como las mejores de su género. Y el hecho de no contar con diálogos en su gran mayoría, son un atractivo visual bastante singular.
Se trata de una película impecablemente ejecutada, con una temática singular y que hace un llamado a reflexionar sobre nuestro lugar en el mundo y el trato que hemos dado históricamente a sociedades y especies distintas a la nuestra.
Hagen y Yo se estrena el 16 de septiembre en México.
Related Posts
« Ricki and the Flash – Reseña Magic Mike XXL, una secuela sin punch »