Godzilla para salvar a la humanidad
Salvador Medina @ayudamemalverde
Llegó la época de los llamados “blockbusters”: películas concebidas por los estudios de Hollywood para reafirmar el status quo. Y de paso, arrasar con las taquillas de cine en todo el mundo.
Hace 16 años, el desastre llamado Roland Emmerich estuvo a cargo de dirigir Godzilla, la historia del mítico monstruo japonés Gojira. Un resultado obvio de lo que significó para Japón y el mundo la bomba atómica, Gojira se colocó en la psique del ciudadano estadounidense como una especie de advertencia sobre las consecuencias de sus acciones.
Pero los resultados no eran los óptimos, considerando que el cine de la época no estaba a la altura visualmente de las ambiciones que provocaba Gojira. En primera instancia, la versión original de Gojira se alteró y reeditó para agregar a Raymond Burr como un reportero que presencia la destrucción ocurrida en Japón. Retitulada Godzilla: el rey de los monstruos, se introdujo así al público estadounidense con buenos resultados en taquilla.
Desde ese momento, Hollywood se apoderó de Godzilla pese a su origen cien por ciento japonés. El personaje creado por Tomoyuki Tanaka evolucionó frente a los ojos de todos y desde mediados de la década de los cincuenta, salieron a la luz decenas de películas al respecto.
Fue hasta 1998 cuando los estudios americanos buscaron redescubrir a Godzilla. Emmerich, cuyos títulos anteriores incluían Soldado Universal, Stargate y la popular Día de la Independencia escribió junto a Dean Devlin un guión predecible, aburrido e inverosímil.
Emmerich quiso actualizar una fórmula que había funcionado anteriormente y hacerla “contemporánea”. El resultado fue desastroso. Las críticas y reseñas no dejaron de señalar a los personajes acartonados, la nula capacidad de Emmerich de entregar algo original y la infinidad de elementos cómicos absurdos que no aportaban narrativamente.
Pero el impacto cultural que había tenido Godzilla como personaje trascendería el daño. Tanto así que el director mexicano Guillermo del Toro, uno de los autores más importantes de nuestros tiempos, rindió tributo al monstruo japonés con el éxito de 2013 Pacific Rim.
Del Toro dijo en una entrevista que la versión original de Godzilla poseía un sentido de opresión, consternación y desesperanza que le hizo amar la película. En medio, insiste, había un monstruo del cuál se enamoró. “No era una película que me pareciera entretenida únicamente. La encontré profunda y conmovedora”.
Por ello, era necesario encontrar a un director que tuviera la capacidad de encontrar algo de humanidad detrás del monstruo. Así, el estudio Warner Bros. se decidió por Gareth Edwards, el hombre detrás de Monsters.
Pese a su discreto currículum, Edwards parecía el hombre perfecto para el trabajo. Monsters, con un discreto presupuesto de menos de un millón de dólares, pero con sorprendentes efectos visuales, colocó al director en el mapa del cine independiente.
Otro desconocido para muchos, el guionista Max Borenstein, recibió la encomienda de concebir el renacimiento de Godzilla. De ahí que en origen surgieran dudas. ¿Quiénes eran los creativos detrás de un blockbuster de más de ciento cincuenta millones de dólares?
Pero de la mano de Aaron Taylor-Johnson, Bryan Cranston, Elizabeth Olsen y Ken Watanabe, llega a la pantalla uno de los blockbusters más agradables del año. La nueva Godzilla es refrescante, divertida y sorprendentemente profunda y humana.
Cuando Ford (Taylor-Johnson) ayuda a su padre (Cranston) a revelar la verdad tras el incidente que costó la vida de su esposa (Juliette Binoche), descubren la existencia de Monarch, una empresa gubernamental creada exclusivamente para encontrar a Gojira, un elusivo monstruo que se alimentó de la radiactividad contenida en las bombas atómica de Hiroshima y Nagasaki. Sí, como muchas películas de terror, son advertencias obvias sobre nuestro futuro. Pero no por ello, menos importantes.
A cargo de la investigación de Monarch, está el Dr. Ichiro Serizawa (Watanabe), un científico japonés que tiene lazos directos a la tragedia de Hiroshima y que ve en Gojira la forma en que la naturaleza busca crear equilibrio.
“La arrogancia del hombre radica en pensar que la naturaleza está bajo nuestro control. Y no viceversa”, asegura. Y cuando una excavación minera despierta a un M.U.T.O. (Massive Unidentified Terrestrial Organism, u Organismo Masivo Terrestre No Identificado), la teoría del doctor Serizawa se pone en juego.
Godzilla, cuya presencia en un principio es más psicológica que física, es una revelación. Pese a que muchos pensaban que Edwards buscaría renovar la imagen del monstruo, inteligentemente, no fue así. Retomando la imagen antigua y amenazadora del personaje, Godzilla regresa a sus raíces.
En cines el próximo quince de mayo, Godzilla es sin duda uno de los estrenos más esperados del año. Sus efectos visuales, dinámicas peleas y entretenida historia la colocan como un éxito seguro del verano.
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