Espíritu Del Mal – Reseña
Salvador Medina
El escritor de una de sus novelas favoritas, le advierte a Leah cuando le pregunta por los rituales de su libro: Cuidado con lo que creas. Es una advertencia para ella y para nosotros como espectadores.
No importa qué película de terror llegue a cartelera, siempre generará expectativa en esta redacción. Espíritu del mal (Pyewacket), el segundo esfuerzo como director del actor Adam MacDonald, es una película con una fórmula familiar pero efectiva. Y es que benditas películas de terror, son las únicas que pueden lograr eso: mostrarnos exactamente qué es lo que va a ocurrir y sorprendernos con creces. Así es Espíritu del Mal.
Desde que Leah (Nicole Muñoz) perdió a su padre, no sólo su relación con su madre (Laurie Holden) se ha ido al diablo, sino que junto a su novio y sus amigos, ha mostrado fascinación por la literatura de lo oculto.
En casa, es prácticamente muda, con una madre que continúa en depresión y no muestra mejoría. Pero fuera de ella, es otra. Si bien su personalidad es reservada, se encuentra cómoda entre sus amigos, con quienes comparte las mismas afinidades.
En un arranque de ira, la madre le dice que quisiera arrancarle esa cara que tanto le recuerda a su padre. Es ahí que Leah recurre a sus libros de ocultismo y convoca a Pyewacket, un espíritu que manifiesta lo que desean quienes creen en él.
Bien se lo dijo un amigo al citar el libro: El diablo no es malo, sólo expone la maldad en las personas.
Pyewacket se convierte en lo peor que yace en Leah, aunque se arrepiente desde el principio. Así, se encuentra en una lucha contra el tiempo para regresar al demonio al lugar por el que vino, antes que sea demasiado tarde.
Espíritu del Mal está bien actuada, tiene una historia clara y al grano, pero su mayor defecto puede ser la duración. Se trata de una película relativamente corta que nos deja deseando más. El conflicto de Leah es tangible y relacionable.
Es una obra bien cuidada en ejecución, coherente e interesante. Que nos deja esperando más de ella. Bastante agradable para fans (y no tan fans) del terror.
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