‘Entre Navajas y Secretos’ – Reseña
Salvador Medina
En una reciente plática entre los cineastas Brian Koppelman y Christopher McQuarrie, tocaron el tema de los autores que llegan a producir blockbusters. Y al mencionar a Rian Johnson, McQuarrie dijo: Rian hizo Star Wars para poder hacer Knives Out.
Y el director de las más recientes entregas de Misión: Imposible no se refiere a otra cosa que a la posibilidad de producir, de la manera que mejor le plazca, una película de ese tamaño.
Knives Out (Entre Navajas y Secretos) es una de esas películas que los cineastas buscan toda su vida. Un juego con ellos mismos, con el espectador, que termina por ser una genialidad y la muestra de un artista singular y atrevido.
Desde los primeros minutos, Johnson pone todo sobre la mesa. Harlan Thrombrey (Christopher Plummer), el patriarca de una poderosa y adinerada familia, parece haber cometido suicidio tras celebrar su cumpleaños 85 años. Días después, llega a tomar el caso el singular Benoit Blanc (Daniel Craig), pues recibió de manera anónima un llamado para descubrir si se trata de un asesinato.
El teniente Elliot (LaKeith Stanfield) cita a todos en la casa donde se llevó a cabo la fiesta. Es así que conocemos a Linda (Jamie Lee Curtis), la hija mayor, casada con el arrogante y racista Richard (Don Johnson), quien se enfrasca en una discusión con Joni (Toni Colette), esposa de un difunto hijo de Harlan con quien tuvo a la joven Meg (Katherine Langford). Walt (Michael Shannon), que maneja la exitosa editorial que publica las obras de Harlan y su esposa Donna (Riki Lindhome) e hijo Jacob (Jaeden Martell). La mamá de Harlan, de una edad inaudita, es testigo casi mudo de los confrontamientos de aquella velada.
Ausente de ese llamado, pero el primero en llegar a la lectura del testamento, está el arrogante Ransom (Chris Evans), típico junior mimado pero que, como dice Harlan, es quien más se parece a él.
Completa la ecuación Marta (Ana de Armas), la fiel enferma sudamericana (nunca sabemos su lugar de origen dado que la familia no sabes si es de Paraguay, Uruguay o Ecuador) que cuidó a Harlan con cariño hasta el momento de su muerte.
Ella, con su única perspectiva, será clave como la mano derecha de Benoit durante su investigación, además de que tiene una peculiaridad que le será particularmente útil: vomita cada vez que dice una mentira.
Es así que Benoit buscará desenredar un caso con capas y capas que va se va tornando más complicado con cada minuto que pasa y con la ambición que hay de por medio en una familia que se presenta como perfecta.
Johnson hace uso de todos sus recursos, pero sobre todo de su manejo de la narrativa, para entregar una obra que parece de otra época. Un thriller a la vieja usanza de misterio e intriga que sirve a la vez como un comentario duro y resonante sobre la sociedad contemporánea norteamericana, en particular la clase acomoda, y su inevitable destino.
Ana de Armas, en el que es sin duda su mejor papel hasta ahora, hace una mancuerna fenomenal con Craig, que nos recuerda que no es sólo un galán á la James Bond, sino un actor de verdad.
Entre Armas y Secretos es un juego de Johnson, es él pasándola bien y haciendo lo mejor posible con el espaldarazo que le significó The Last Jedi. Y se trata de una película enredada, genial, entretenida, con giros y lecciones, que se siente como una bofetada para las clases altas que sienten tener todas las respuestas.
Además, está apuntalada por un elenco espectacular, que entrega todo su talento en cada cuadro, por más escaso o menor que sea su papel.
Una genialidad.
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