‘Enemigo de Todos’ – Reseña
Salvador Medina @ayudamemalverde
Con poco currículum pero un extenso recorrido desde el Festival de Cannes, llega a cines Enemigo de Todos (Hell or High Water). Con el reciente apoyo de sus cuatro nominaciones al Óscar, la película del director David Mackenzie es una de las películas más esperadas y notorias de la temporada de premios.
Escrita por el también actor Taylor Sheridan, Enemigo de Todos cuenta la historia de dos hermanos que comienzan a asaltar pequeños bancos en el Oeste de Texas. Luchando a contrarreloj, los Howard deben evitar ser encontrados por un viejo policía llevado más por el instinto que por su trabajo policial.
Los hermanos Howard, Toby (Chris Pine) y Tanner (Ben Foster), tienen una razón para ello: deben conseguir 43 mil dólares para pagar la hipoteca de la casa de su madre. De ello depende que Toby pueda dejar a sus hijos una herencia suficiente para que no sufran lo mismo que ellos.
Pese a transcurrir en el presente, Enemigo de Todos bien podría tratarse de una película de los 70 u 80′. Y es que el contexto en el que se lleva a cabo, el Oeste de Texas, es una zona olvidada por el mundo. Marcus Hamilton (Jeff Bridges), es un vestigio de tiempos pasados. Su visión conservadora y a menudo racista, es un vistazo a la situación actual de Estados Unidos.
Es un retrato sobre el pueblo olvidado de Texas, sus personajes y miseria. En Enemigo de Todos, Estados Unidos es un paisaje inerte, donde los caballos y el ganado continúan siendo medios de sostén para comunidades enteras. En un momento, Marcus y Alberto, su compañero, se encuentran a un grupo de ganaderos intentando sacar a sus vacas lejos de un incendio. Alberto pregunta a Marcus si deben llamar a alguien.
No hay nadie a quién llamar por aquí, responde con frialdad pero con certeza.
Marcus, interpretado magistralmente por Jeff Bridges, es un policía al borde del retiro que toma el caso de los asaltos ante el desinterés del FBI por tratarse de cantidades bajas de dinero.
En una narrativa paralela que lleva a protagonista y antagonista a un inevitable enfrentamiento, se genera una tensión que lleva la situación al extremo. Pero el amor entre hermanos y un plan brillante, mantendrá a los Howard en el camino hacia la redención.
Enemigo de Todos sorprende por todo lo que está en juego para los protagonistas. Toby entiende que la pobreza es hereditaria. Y como un hombre de pocos recursos, entiende que la única manera de vengarse del banco que aprovechó la enfermedad de su madre para enriquecerse, es robarlo.
Se trata de una obra relevante e incisiva, que disecciona la hipocresía de la sociedad norteamericana a la perfección.