El Sacrificio del Ciervo Sagrado – Reseña
Salvador Medina @ayudamemalverde
Yorgos Lanthimos irrumpió en el cine internacional con la profundamente original The Lobster, que le hizo acreedor al premio del jurado en Cannes, así como participar por la prestigiosa Palma de Oro. Pese a tener una prolífica carrera como director en su natal Grecia, el nombre de Yorgos no tenía reconocimiento a nivel internacional. Pero The Lobster se encargó de cambiar eso.
Es así que su nuevo proyecto llega no sólo con enorme expectativa, sino con una reputación por delante.
The Killing of a Sacred Deer (El Sacrificio del Ciervo Sagrado) es un esfuerzo profundamente exitoso, perturbadora y absurda, una especie de fábula sobre la venganza.
Inspirada en Ifigenia en Áulide de Eurípides, y coescrita por el propio Lanthimos con Efthymis Filippou, cuenta la historia de un exitoso cirujano en el área de Cincinatti cuya vida cambia por completo cuando un misterioso joven se involucra con su carrera y familia.
Steven Murphy (Colin Farrell) es un exitoso cirujano. Su vida casi perfecta consiste en convivir con su esposa Anna (Nicole Kidman) y supervisar el progreso académico de sus hijos Kim (Raffey Cassidy) y Bob (Sunny Suljic). Pero Steven oculta que ha estado conviviendo con el joven Martin (Barry Keoghan), hijo de un antiguo paciente que falleció en su mesa de operaciones.
Martin ve en él al padre que perdió. Pero lo que comienza como un alivio para ambos se convierte en una obsesión. Martin no es sólo torpe en sus relaciones interpersonales, sino que puede ser incómodo en sus interacciones. Pese a ello, Steven lo invita a su casa a conocer a su familia, e inicia así una amistad con Kim.
Pero cuando el pequeño Bob repentinamente pierde la sensación de sus piernas, todo cambia para los Murphy. Martin le asegura a Steven que se trata de la consecuencia de haber matado a su padre. Steven debe escoger sacrificar a un miembro de su familia o sentencia a todos a muerte.
En Ifigenia en Áulide, Agamenón y sus hombres están varados en una isla porque la diosa de la cacería, Artemisa, ha detenido los vientos que requieren para navegar a Troya. Es así que Agamenón debe sacrificar a su propia hija, Ifigenia, dado que él es responsable de la muerte de un ciervo sagrado perteneciente a la diosa.
En este recuento de la tragedia, Lanthimos explora la culpa y la venganza como motivación. Y lo hace a través de una narrativa incesante, con diálogos sobrios que exponen únicamente la acción, dejando a un lado emociones.
Los personajes navegan entre escenarios de manera aparentemente restringida, reservando el conflicto hasta que el último momento. Se trata de una película que busca hacerte sentir incómodo desde el primer momento. Eso se manifiesta en diálogos que parecen absurdos, interacciones forzadas y actuaciones que parecen acartonadas pero que juegan dentro del universo de Lanthimos.
Las actuaciones de todo el reparto son magníficas, y coronan una película que es un triunfo estético y narrativo.
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