El Quijote de Terry Gilliam

Dec 12 • Spoiler Alert • 2442 Views • Comments Off on El Quijote de Terry Gilliam

Salvador Medina

Entrando al tercer acto de The Man Who Killed Don Quixote (El hombre que mató a Don Quijote), el personaje simplemente conocido como El Jefe (Stellan Skarsgård) le comenta a Toby (Adam Driver) que debe seguir la trama. A lo que él responde: “¿Hay una trama?”. Y así se siente gran parte de la históricamente problemática producción de Terry Gilliam.

25 años después de la caótica filmación que derribó la película que en aquel entonces protagonizaban Jean Rochefort y Johnny Depp como los personajes titulares, llega a cines la visión de unos de los directores más originales a una clásica historia que no ha visto, hasta ahora, una digna adaptación. Claro que, como es esperarse de Gilliam, hay un giro hacia su estilo.

Toby es un director de comerciales que se encuentra en España haciendo un remake de su primera película, una adaptación de la novela de Cervantes, que estuvo protagonizada por personas locales sin previa experiencia actoral. Cerca de el pueblo de Los Sueños, donde filmó diez años antes, Toby encuentra dificultades para inspirarse. La presión de El Jefe y las insinuaciones de su esposa Jacqui (Olga Kurylenko), ayudan a distraerlo de su objetivo.

Pero cuando durante una cena de producción, un misterioso gitano (Óscar Jaenada) le ofrece una copia de su primera película, Toby se ve atraído hacia el pueblo donde encontró a su talento: un viejo zapatero que interpretó a Don Quijote (Jonathan Pryce) y Angélica (Joana Ribeiro), una joven mesera que cautivó a Toby, y a quien convenció de que tenía todo para ser estrella.

Pero cuando llega al pueblo, todo ha decaído. El hombre que interpretó a Sancho ha muerto, Angélica abandonó a su padre por ir a buscar el sueño de ser actriz, y Don, como llama al protagonista, perdió la cordura y se quedó estancado en el papel al que dio vida años atrás.

Es entonces que Toby se ve inmerso en un viaje al pasado, literal y metafórico, que lo lleva a revivir la fantasía del Quijote y en la que su actor vive atrapado. El joven y confunfido director debe superar las confusas pruebas que su imaginación le pondrá en frente y así quizás pueda terminar el trabajo que lo llevó hasta España y convencer a un inversionista ruso de ponerlo a cargo de su próxima campaña publicitaria.

Gilliam triunfa al establecer su característico estilo visual en una película que tenía inusuales expectativas. Gilliam no es sólo uno de los pocos cineastas realmente visionarios que nos quedan, sino que el mundo del cine conoce a la perfección la anécdota sobre sus constantes intentos por traer esta historia a la pantalla tras dos fallidas producciones.

Pero es quizás esa expectativa lo que juega en contra de El Hombre Que Mató a Don Quijote. Si bien Gilliam y su co escritor, Tony Grisoni, hacen una buena labor actualizando el guión para incluir temas y referencias más actuales, el núcleo de la historia está en la relación entre Don y Toby, a quien considera su Sancho. Y en ocasiones, durante el segundo acto en particular, la acción cae un bache narrativo. El constante intercambio entre Don y su Sancho se vuelve repetitivo y la frustración de Toby se proyecta como arrogancia, algo que el personaje sin duda exuda.

Donde Gilliam suele sentirse cómodo es con los temas. Y aquí es claro: la producción de Toby llegó a corromper las almas de los locales, destruyendo la pureza Angélica y llevando a Don hasta la locura. No es casualidad que el pueblo se llame, literalmente, Los Sueños.

El Hombre Que Mató a Don Quijote es sin duda el producto de un cineasta valiente, que no juega con las reglas de Hollywood. Y si bien eso ha provocado que sus producciones escaseen en los últimos años, Gilliam pone todo su talento al servicio de historias memorables y siempre entretenidas, algo que algunos directores olvidan con el fin de proveer un sentido más estético y “artístico”.

Gilliam deja eso a un lado y se dedica a contar una historia de fantasía, accidental comedia y redención. 25 años de espera nos recuerdan que necesitamos más de este tipo de historias y este nivel de directores.

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