El Justiciero: Capítulo Final – Reseña
Salvador Medina
Conforme pasa el tiempo, ciertas estrellas de Hollywood (sin mencionar nombres) buscan exprimir lo último que les queda a cambio de dólares. No es el caso de Denzel Washington que, con la franquicia de El Justiciero, basada en la serie creada por Michael Sloan, ha encontrado un segundo y necesario aire.
Y es que Denzel es perfecto para el papel Robert McCall (aunque se puede decir que Denzel es perfecto para cualquier papel). El ganador del Óscar posee una cadencia perfecta para Robert quien, en la primera escena de The Equalizer 3 (El Justiciero: Capítulo Final) ya hizo estragos. Un mafioso italiano llega a su villa y hay caos en el camino, cuerpos y muestras de que Roberto estuvo ahí. Corrección: está ahí. Robert escapa de sus captores para hacerle saber a su víctima la razón detrás de su furia. Pero cuando va a escapar, se confía al ver a un pequeño en un auto y, al voltearse para huir, es herido por el pequeño.
Robert no llega lejos y, en el ferry de regreso, se desploma en su vehículo. El doctor Enzo (Remo Girone) lo cura pero no puede ir lejos todavía. Dónde estoy, pregunta Robert al despertar. Donde debes estar, le responde el médico. Y esa frase se vuelve clave para nuestro protagonista.
En este pequeño pueblo de Italia, el hombre comienza a encontrar un hogar. Robert debe recuperarse antes de poder volver pero, antes de hacerle, tiene algo que resolver.
Robert hace una llamada anónima a una joven agente llamada Emma Collins (Dakota Fanning). Le hace saber del descubrimiento en la villa italiana y de cientos de botellas de vino listos para ser enviadas a Siria. El evento está relacionado a una banda criminal que está extorsionando a los comerciantes del pueblo que Robert está llamando hogar. Y es entonces que todo lo que el hombre sabe se pone en uso.
Sin considerar el carisma y la capacidad de Washinton, Antoine Fuqua no se guarda absolutamente nada. El Justiciero: Capítulo Final encuentra vida nueva en una historia interesante (sí, con ciertos momentos rebuscados) pero siempre impolutos. La violencia es visceral y atmosférica, creando siempre un ambiente de tensión que nos hace sentir todo lo que está en juego.
Con una Italia bellísima de trasfondo (que con todo y que esté de moda no nos cansamos de verla), Washington encuentra un pretexto perfecto para regresar al papel y reencontrarse con Dakota Johnson.
Si es o no la entrega final, es lo menos importante. Washington y Fuqua lo dejan todo y nos recuerdan que a veces la venganza es un gran pretexto para ver acción de primer nivel.