El Internet de las cosas: ¿para qué nos servirá la tecnología?

May 21 • Artículos • 4533 Views • Comments Off on El Internet de las cosas: ¿para qué nos servirá la tecnología?

Salvador Medina @ayudamemalverde

A 25 años de la creación de internet, el Pew Institute de Estados Unidos decidió realizar una serie de reportes que profundizaran en diversos aspectos del medio que se traducen en nuestra vida diaria. Durante 2014, habrían de publicarse ocho análisis sobre tendencias emergentes en tecnología digital que están basadas en entrevistas y encuestas con expertos sobre el futuro de temas como ciberseguridad, privacidad, neutralidad de Internet y un concepto al que nos referiremos a continuación conocido como “el Internet de las cosas”.

En 1989, dice el Pew Institute, Tim Berners-Lee lo cambió todo al presentar el concepto de un “sistema distribuido de hipertexto” que podría enlazar archivos en una red creciente hecha más a la forma de una telaraña que una cadena o un árbol. Así, nació la World Wide Web.

Para contextualizar, el Pew Institute distingue: “la Internet es reglas (protocolos) que permiten a las redes de computadores comunicarse entre ellas. La Red es un servicio que utiliza dichas conexiones para permitir a las computadoras acceder a archivos y sitios que están alojados en otras computadoras”.

En el primer reporte de enero, se comprueba que en 2014, 87% de los adultos en Estados Unidos (el único demográfico utilizado en el estudio) utilizan Internet. Aquellos con ingresos mayores a 75 mil dólares anuales (alrededor de 965 mil pesos mexicanos), hacen un uso “saturado” de sus servicios: 99% los jóvenes adultos de entre 18 y 29 años, y 97% de quienes cuentan con título universitario.

Asimismo, 90% de los usuarios de Internet aseguran que su uso ha representado algo positivo para ellos y sólo seis por ciento señalan que es algo negativo; 76% dicen que internet ha sido algo bueno para la sociedad mientras que el 15%, algo malo. Más que las cifras, la percepción en este caso es lo que cuenta.

15-how-hard-would-it-be-to-give-up-these-technologiesPero el reporte de enero continúa: en 2014, 53% de los usuarios considera que sería “muy difícil” dejar Internet, contra un 38% en 2006. Continuando con tendencias que señalamos en textos anteriores, 35% de los adultos actualmente dicen lo mismo sobre la televisión. En 2007, la cifra llegaba al 44%.

Cada vez más, la tecnología digital es más esencial en nuestras vidas. No nada más como herramienta de entretenimiento sino como un eslabón en el mundo laboral. Y es que 61% de los encuestados observó que estar en línea es algo fundamental en sus trabajos.

La propia percepción sobre el impacto del medio en las relaciones humanas es, sorprendentemente, positiva. 67% de los usuarios de Internet dice que la comunicación con familia y amigos ha mejorado, mientras que apenas el 18% dice lo contrario.

Claro que la vida en línea no es exclusiva de las computadoras. El acceso a Internet ha dado un salto gigantesco desde 2007 con la introducción del iPhone. “Ahora, 58% de los adultos estadounidenses tiene un Smartphone. El nivel educativo superior está asociado directamente con el uso de los teléfonos inteligentes, así como el ser menor de 50 años”.

Traduzcamos ahora algunas de estas cifras a México. Según reportes del INEGI en 2012, 32.2% de los hogares del país contaba con una computadora, lo cual representó un incremento del 8.9% con respecto al 2011. Por otra parte, los hogares que disponen de servicio de telefonía es del 83.6%, independientemente de la modalidad tecnológica disponible, móvil o fija, y el 94.9% disponen de televisión.

La cifra parece menor. Pero considerando que en 2000 existían 2.5 millones de personas con acceso a Internet desde su hogar y en 2012 ya existían 22.4, podemos percatarnos del considerable y significativo aumento de su penetración en todos los sectores de la sociedad.

La Internet en diez años: realidad aumentada

El Pew Institute entregó este mes el que ha sido el más significativo de sus reportes. Titulado “El Internet de las cosas prosperará para 2025”, pintó un panorama cambiante. De 1,606 expertos encuestados, la gran mayoría señaló que la evolución de “la nube” y de los dispositivos insertados y de realidad aumentada (piénsese Google Glass) tendrá efectos amplios para ese año.

Las oportunidades y retos resultados de una conectividad amplificada influenciarán prácticamente todo, a prácticamente todos, en prácticamente todo el mundo.

¿Qué significa esto? Habrá sensores o chips subcutáneos que proveerán a pacientes de signos vitales en tiempo real que estarán conectados a monitores médicos; aplicaciones a distancia permitirán a usuarios controlar y ajustar actividades que sucedan en sus hogares desde teléfonos celulares; las ciudades inteligentes modificarán sus flujos de tráfico según sensores GPS; calles, edificios, puentes, presas y demás infraestructura darán alerta sobre eventuales reparaciones o cambios necesarias; habrá una mejoría inmensa en la productividad dentro de la manufactura en todas las etapas, creando una cadena de logística coordinada.

Laurel Papworth, educadora de Medios Digitales, asegura que cada parte de nuestra vida será cuantificable y eterna y habremos de responder a la comunidad por nuestras decisiones. Por ejemplo, dice, no ir al gimnasio provocará que nuestros zapatos deportivos envíen alertas a nuestra red de seguro médico para que evalúe nuestro comportamiento y decida si reducirá nuestros beneficios.

Pero, como dice K.G. Schneider, estos aparatos serán un elemento más en la franja de desigualdad entre quienes tienen y no. Miguel Alcaine, representante de Centro América para la Unión Internacional de Telecomunicaciones, asegura que la conectividad no generará igualdad. “Desafortunadamente, no ayudará a los países tercermundistas en temas de desarrollo, principalmente porque la tendencia en muchos países es enfocarse en el corto, no en el largo plazo.

TEDx SanDiegoAdemás, lo cierto es que la tecnología no es aceptada por todos. El hecho de que los primeros usuarios en utilizar Google Glass recibieron el apodo de “Glassholes”, lo dice todo.

Jerry Michalski, fundador de REX, advierte que muchos de estos aparatos expuestos a Internet serán vulnerables. Y además de dudas sobre su seguridad, existe cierta amenaza en crear un mundo que es demasiado complejo para nuestro propio bien.

¿Cómo nos relacionaremos con personas que no compartan nuestro sistema operativo? La vida se volverá, todavía más, de perspectivas. La tecnología nos dividirá, nos hará imperceptibles al otro.

El peligro de la selfie es ése: nos coloca en el centro del universo. Nos pone en el foco de atención. Y no lo somos. O al menos no únicamente. Dependemos del mundo que creamos, del ambiente que protegemos para futuras generaciones, no sólo para nosotros.

Sí, habrá muchos aspectos de nuestra vida que se verán beneficiados por la conectividad universal: la salud, la educación, la calidad de vida en general. Pero Carlos Monsiváis dijo bien que el desplazamiento de las Humanidades se debe no a la tecnología, sino al culto que tenemos sobre ella.

Dice Susan Etlinger que el reto dentro de todas estas tendencias será el entender el comportamiento humano. Habrá máquinas y software que procesarán datos y estadísticas, pero, ¿de qué servirá?

“No hay un límite real a lo que podemos imaginar que la tecnología conectada al cuerpo humano y a aparatos puede hacer. Pero recolectar y automatizar la información está lejos de significar una forma de entendernos. Es hora de que los tecnólogos colaboren con neurólogos, científicos sociales, expertos en bioética y otros, para promover el entendimiento – hasta el punto en que podamos entender ese lenguaje. Y también es tiempo de recibir una sana dosis de humildad cuando se trata de entender el comportamiento humano; necesitamos seguir haciéndonos preguntas, al igual que los científicos. Pero no siempre tendremos todas las respuestas”.

 

 

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