El futuro de la televisión es hoy
Salvador Medina
salvador@elhablador.com.mx
‘House of Cards’, ‘Breaking Bad’, ‘Downton Abbey’, ‘Mad Men’, ‘Homeland’, ‘Game of Thrones’. Los nominados a Mejor Serie Dramática en los Premios Emmy a lo mejor de la televisión no tienen nada que envidiar a la máxima categoría en los Premios Óscar.
Hace algunos años, nadie esperaba que la televisión fuera el medio que mejor aceptaría la nueva forma en que se crean contenidos originales. Sí, existían series como ‘The Sopranos’ o ‘The Wire’ pero eran la excepción a la regla. Además, había una especie de rechazo a programas que provenían de canales de paga. El mejor ejemplo es que ‘The Wire’, considerada por la crítica como la mejor serie de televisión en la historia, jamás ganó un Premio Emmy en cinco temporadas al aire.
Sin embargo, fue HBO quien provocó un cambio de mando en la televisión. De un momento a otro, los mejores contenidos se concebían, producían y transmitían en canales de paga. Los consumidores vieron una respuesta a sus demandas por programas más atrevidos, mejor escritos y que respondieran a ellos antes que a intereses de rating o la venta de productos. Los programas se concebían para reproducirse sin interrupciones, sin comerciales o patrocinadores.
Instantáneamente, los contenidos cambiaron de absurdos programas de realidad a series con humor, profundidad y seria reflexión. No se trataba simplemente de decir groserías y mostrar desnudos como argumentaban algunos, sino de mostrar sin tapujos lo que otros trataban de ocultar. Sacudieron el Status Quo y éste cambió para siempre.
El siguiente gran paso se dio con la explosión que significó internet. El medio más democrático y accesible permitió una repentina exposición para creadores de contenido. Sitios y plataformas como YouTube y Vimeo abrieron a guionistas, cantantes y directores, un canal para mostrar su trabajo al mundo sin censura. Distribuidores y productores entendieron pronto que internet sería un medio poderoso y, quizás, el futuro del entretenimiento.
Pese a los esfuerzos de las grandes cadenas de televisión en Estados Unidos, los contenidos jamás serán iguales. Canales de paga como HBO y AMC, así como plataformas en línea como Netflix, han provocado un serio cambio de mando. Los síntomas están en todos lados.
El domingo pasado, en la entrega de los Premios Emmy, sucedieron cosas impensables. Previo a la ceremonia, la serie ‘House of Cards’, concebida exclusivamente para consumirse en línea a través de Netflix, recibió nominaciones en las categorías más importantes. Algo inconcebible apenas años atrás considerando que se trata de una academia que se burlaba de quienes pensaban un cambio hacia los medios electrónicas.
Además, dos consagrados cineastas recibieron premios por dirigir episodios o productos concebidos exclusivamente para la pantalla chica. David Fincher y Steven Soderbergh, directores con una amplia experiencia en el séptimo arte,
Fincher ganó por su dirección en el primer capítulo de ‘House of Cards’ y Soderbergh lo hizo por su trabajo en ‘Behind the Candelabra’, la película de HBO sobre Liberace. Soderbergh es, además, el primer director en ganar una Palma de Oro, un Óscar y un Emmy, lo que habla no sólo de su versatilidad sino de la evolución del entretenimiento.
Además, Aaron Paul de Breaking Bad, dijo recientemente en el programa de Jimmy Kimmel que la razón principal del alza en los ratings y el nivel de culto que ha obtenido la popular serie, es principalmente por su exposición en Netflix.
Así, el camino está sentado para una nueva etapa en el entretenimiento. El movimiento de creadores de contenido hacia canales de paga o plataformas en línea es lógico y obvio. Matthew Weiner, el creador de la vanagloriada serie ‘Mad Men’ presumió cuando ganó su primer Globo de Oro que tenía mayor libertad creativa que cualquier persona en esa sala. Y lo dijo delante de la élite de Hollywood.
Muchos supieron entender a tiempo que la fusión entre internet y los medios tradicionales era inevitable. Otros lucharon contra con viejas fórmulas destinadas al fracaso. En 2013, ya es claro el resultado.
Las victorias de programas como ‘House of Cards’ y ‘Breaking Bad’ trascienden la televisión porque no se trata únicamente de reconocimientos. Experimentar un programa hoy es un “evento”. El formato de series permite mayor apego y empatía con creadores, directores y actores. Los espectadores están ávidos de disfrutar la temporada de una serie en un solo día, como permite Netflix, o semanalmente, para quienes ven programas en televisión.
Eventualmente, ceremonias como la entrega de los Premios Emmy tendrán mayor peso entre creadores y distribuidores. Es cierto, las estatuillas no lo significan todo para medir el éxito o calidad de un producto de entretenimiento (Martin Scorsese estuvo nominado siete veces antes de ganar un Óscar por Los Infiltrados; Ennio Morricone jamás ganó uno en competencia), pero que las academias reconozcan el impacto de las nuevas plataformas es esencial para su crecimiento.
Por ahora, es clara la tendencia de los medios y sus distribuidores y canales. Todos quieren un pedazo de un pastel que promete hacerse cada vez más grande. No se trata únicamente de una oportunidad extraordinaria para creadores y consumidores, sino momento histórico para los medios.
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