El final de Seinfeld sigue siendo el mejor de todos
Salvador Medina
salvador@elhablador.com.mx
Llegó a su final Breaking Bad, considerada por muchos como una de las mejores series de la historia. Comparte esta categoría, seguramente, con The Wire, The Sopranos, Lost, Mad Men y por supuesto, Seinfeld. Breaking Bad, creada por Vince Gilligan, tuvo una buena aceptación de la crítica en su capítulo final. ‘Felina‘, una referencia a los elementos químicos que conforman la sangre, la metanfetamina y las lágrimas), dio por concluido uno de los episodios más brillantes de la televisión.
Por fin descubrimos el destino final de Walter White y Jesse Pinkman, sin duda una de las parejas más icónicas de la cultura popular en las últimas décadas. Sin embargo, algunos especialistas cuestionaron el hecho de que todo salió a la perfección. Fue, al final de cuentas, un capítulo que dejó satisfechos a los fans de la serie. No querían controversias como sucedió con Lost, The Sopranos o con Seinfeld, series extraordinariamente populares y vanagloriadas y que dejaron un hueco en la televisión y en el estómago de los televidentes.
A quince años de la conclusión de Seinfeld, es fácil entender la frustración de críticos y espectadores. Una mirada más cercana, sin embargo, permite entender el logro que significó ese último episodio. El juicio de Elaine, Jerry, George y Kramer es un ejemplo de consistencia y coherencia narrativa. Si algo aprendimos con Seinfeld es que los personajes no cambiaron, no evolucionaron. Al final del día, seguían siendo los mismos egoístas y desconectados que fueron en un principio.
Pese a que muchos percibieron el último capítulo de Seinfeld como una burla hacia los fans, en realidad es todo lo opuesto: un homenaje a los aficionados más fieles y antiguos de la serie, los que entendieron la última referencia de la plática entre George y Jerry sobre el último botón de la camisa que hablaba más de su personalidad que de un artículo de ropa.
Sí, el final de Breaking Bad fue “perfecto” en el sentido de que no deja ningún cabo suelto y existe un cierre claro y conciso. Sin embargo, el de Seinfeld es cínico, descarado y, sobre todo, atrevido. Ningún otro programa hubiese podido hacer lo que Larry David y Jerry Seinfeld concibieron en aquel momento. Es tal el impacto de un solo capítulo que el propio David hizo referencia a la controversia provocó en su serie Curb Your Enthusiasm.
En una época de creadores, todavía es posible salirse con la suya y crear productos que no respondan a las expectativas de ejecutivos o críticos. No se puede pensar en que el legado de una serie se escribe únicamente en el último episodio que se transmite al aire sino en la consistencia de los personajes y sus historias. Es por ello que series como Friends sí merecen críticas severas. No sólo su capítulo final fue escrito para dejar a sus fans satisfechos sino que las últimas temporadas fueron terribles e inconsistentes con líneas narrativas absurdas que notaban una abierta falta de recursos por parte de los escritores.
Seinfeld probó que hay que ser fieles a la idea original hasta el último minuto. La trascendencia cultural de una serie la escriben todas sus temporadas, no sólo el final. Quince años después, Seinfeld sigue siendo la mejor serie de la historia.
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