El colapso de la NFL

Sep 24 • Spoiler Alert • 3862 Views • 1 Comment on El colapso de la NFL


Salvador Medina
salvador@elhablador.com.mx

La NFL, la liga que gobierna los destinos del fútbol americano profesional en Estados Unidos, solía ser un modelo para el deporte mundial. Su sistema de selección, modelo de negocios y comercialización, han sido un ejemplo durante años. Ningún deporte alrededor del mundo logró crecer y penetrar mercados de la misma manera en los últimos años. Ha sido tal su éxito que ya pocos se atreven a llamar al béisbol como “el rey de los deportes”. Muchos menos “el pasatiempo de América”.

Con una fiesta anual televisada a todo el mundo, espectáculos de medio tiempo que mantenían a todo el mundo hablando y celebridades presentes en cada partido, las distracciones sobre lo que sucedía dentro y fuera de la cancha se dieron al por mayor.

La NFL trascendió su estatus de deporte y de pronto, el domingo se volvió su día sagrado. Las ligas de Fantasy Football, ese juego entre amigos donde se juntan a seleccionar jugadores y después los colocan como titulares o suplentes dependiendo de sus rivales o su estatus de lesión, se volvieron un éxito comercial. Y no cualquiera. Un éxito comercial de 70 mil millones de dólares al año según Forbes.

Más allá de las ligas de fantasía, escribe Brian Goff en la revista financiera, el tiempo en que sus usuarios y los fanáticos tradicionales pasan hablando, escribiendo y pensando sobre ello, no es trivial.

Ha sido tal el éxito del llamado Fantasy Football, que FX creó una serie de comedia llamada ‘The League’, que cuenta la historia de una grupo de amigos cuya mayor motivación es ganar el trofeo de la liga en la que compiten.

Como muchos otros deportes a nivel mundial, la NFL es un fenómeno social. Y en una sociedad como la estadounidense, donde las desigualdades sociales se pueden resumir prácticamente como desigualdades raciales, el objeto de estudio es todavía más obvio y notorio.

Green Bay Packers v Seattle SeahawksPara Estados Unidos, el deporte es un movilizador social. Los jóvenes que crecen en situaciones económicas precarias y cuyas perspectivas de crecimiento son pocas o nulas, ven una salida en un balón, en una pista de atletismo. Para las universidades norteamericanas enfocadas en el deporte amateur, son carne de cañón.

Reclutadores acuden a las preparatorias a ver a jugadores de americano golpeándose salvajemente por destacar, por ganarse una oportunidad. Y ello conlleva un desgaste físico que acarrean durante su vida. No es secreto que ex jugadores de la NFL se han organizado para demandar a la liga por las lesiones cerebrales y neurológicas que surgen como consecuencia del abrumador contacto físico.

Por ello, no sorprenden las estadísticas que señalan algo perturbador: en 40 de los 51 estados, el funcionario público mejor pagado es un entrenador de fútbol americano o básquetbol.  Sí, más que gobernadores y alcaldes. Más incluso que los rectores o decanos de las universidades para las que trabajan.

Y otra controversia surge ahí. Los deportistas que generan y sostienen un mercado deportivo amateur no reciben un peso por ello. Las universidades sostienen su modelo de negocios a partir de contratos de televisión, patrocinios, venta de productos, pero los jóvenes no reciben un peso. Peor aún, son expulsados o perjudicados deportivamente si reciben algún regalo. Es decir, para esas Instituciones de Educación Superior, se trata de empleados, no de alumnos recibiendo una educación adecuada.

La moraleja de la NFL

Hasta recientemente, los jugadores más jóvenes de la liga eran los mejor pagados. Es decir, quienes eran selecciones en el draft colegial para jugar profesionalmente recibían contratos que rayaban en lo ridículo.

En 2007, la primera selección del draft colegial, el quarterback Jamarcus Russell de los Raiders, firmó un contrato de 61 millones de dólares, 32 de ellos garantizados. A los 22 años, sin haber participado en una jugada a nivel profesional, Russell estaba recibiendo una cantidad exorbitante, consecuencia de su nivel como universitario. Tres años después, el jugador estaba fuera de la liga por su bajo desempeño. Poco tiempo después se declaró en bancarrota y fue arrestado por cargos de portar drogas.

El caso es algo familiar en la NFL, es algo que se repite constantemente. Jóvenes que fueron educados para enfocar toda su vida en el deporte, ignorando la supuesta educación superior que reciben, de un momento a otros son millonarios. Reciben una atención mediática para la que no han sido preparados y se exponen a situaciones que jamás imaginaron.

Además, en su caso el deporte no es un medio a una educación que les pueda dejar un legado intelectual, sino el pasaporte a ser deportistas millonarios. No hay entonces, una consecuencia de la educación que reciben, dentro o fuera de sus casas. Pero en los últimos años, la NFL se ha expuesto a casos controversiales en todos los rubros.

Desde el escándalo de los jugadores de los Santos de Nueva Orleáns que recibían bonos por lastimar a jugadores contrarios, hasta los notorios casos de Aaron Hernandez y Ray Rice.

Hernandez, un joven jugador estelar de apenas 24 años,  está acusado de doble homicidio con arma de juego. Rice fue captado cargando a su esposa noqueada fuera de un elevador en Atlantic City. Al enterarse la NFL, se le castigó dos partidos de temporada regular. Pero el caso tomó mayor atención cuando un segundo video muestra lo sucedido dentro del elevador. Ray Rice golpeó brutalmente a su entonces prometida, ahora esposa, hasta dejarla inconsciente. Las reacciones llegaron por todos los frentes, sobre todo considerando que quien había obtenido las imágenes era un popular tabloide llamado TMZ. Además, la investigación probó que a la NFL habían llegado esas imágenes desde el primer día, lo que probó una terrible actitud por parte de la liga.

1310465-28202433-2560-1440La sanción causó una lógica controversia entre expertos y medios, quienes notaron una falta de liderazgo por parte del comisionado de la NFL, Roger Goodell. Y es que cuando la liga detecta el uso de sustancias prohibidas en jugadores, la suspensión es de cuatro partidos. La NFL había perdido instantáneamente credibilidad.

El equipo de Ray Rice suspendió inmediatamente al jugador tras ver el segundo video y mujeres y hombres alrededor del mundo mostraron su molestia ante lo que era una evidente omisión por parte de la NFL. ¿Qué clase de mensaje se envía a la población en general cuando un grave ataque físico a una mujer se sanciona con apenas dos partidos de suspensión? Si la liga había alienado anteriormente a fanáticos, este caso a expuesto un sistema fallido, machista y evidentemente merecedor de una renovación.

El caso de Rice no es el único. El corredor estelar Adrian Peterson fue suspendido un partido por golpear con una rama de árbol a su hijo y Greg Hardy no podrá practicar hasta que se esclarezcan sus dos acusaciones de violencia doméstica.

Ha sido tal la falta de liderazgo que los patrocinadores de la liga se han manifestado por un cambio, uno de ellos fue la cerveza Anheuser Busch Jon Stewart bromeó en su programa ‘The Daily Show’ que una compañía que vende alcohol, es la piedra moral de la NFL. “Quizás una de las únicas sustancias probada científicamente que incide en el aumento de la violencia doméstica, esa compañía le está diciendo a la NFL ‘tienes un verdadero problema’”.

La NFL reaccionó con una conferencia de prensa donde Goodell no presentó propuesta alguno. Muchos se manifestaron por su renuncia pero ésta seguramente tardará en llegar. Y es que el comisionado ha sido bueno para los negocios. En 2013 recibió un bono de más de 40 millones de dólares por las exenciones de impuestos que recibió la NFL. Claro, porque la NFL es una empresa sin fines de lucro.

La respuesta de la NFL fue crear una comisión presidida por cuatro mujeres para supervisar los casos de violencia doméstico. Pero como dijo Jon Stewart, sabes que tu modelo de negocios está en peligro cuando tienes que contratar una unidad de víctimas especial interna.

Lo cierto es que los cambios tardarán en llegar en la NFL. Muchos de ellos son culturales, cierto, pero como institución debe mostrar una cara distinta frente a los casos que han acaparado la atención de los medios. El modelo de las universidades que ven a sus alumnos como empleados debe terminar. Desde ahí, se puede crear un cambio que geste a una nueva generación de atletas conscientes de lo que representa ser una figura pública y que se manifiesten contra la violencia de género y la violencia doméstica. Si existe una institución que financieramente es capaz de ello, es la NFL. Y lo deberá hacer antes de que su modelo de negocios se venga abajo.

 

 

 

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