‘El Arte de Defenderse’ – Reseña
Salvador Medina
Jesse Eisenberg se caracteriza por ser un actor que interpreta a personajes nerviosos, indecisos, lo que en el universo de El Arte de Defenderse podía caracterizarse como una víctima. Cuando se sale de esa zona de confort, es extraordinario, y su estilo es ya reconocido con enorme facilidad.
En su nueva película, Eisenberg no sólo abraza a ese personaje, sino que lo lleva al extremo, convirtiéndose en Casey, el indefenso e insignificante contador cuya vida cambia por completo cuando es asaltado brutalmente por un grupo de motociclistas anónimos.
Antes de eso, Casey vivía una discreta rutina, haciendo las cosas de manera cuadrada, en línea recta. Cuando intentaba convivir con los machos dominantes de su trabajo, era despreciado inmediatamente. Y, en lugar de inflar el pecho, se agachaba para retirarse de nuevo a su lugar. Por la noche, llegaba a su casa, con su pequeño perro Dachshund, listo para repetirlo todo al día siguiente.
Pero un día, cuando regresa, descubre que su perro no tiene comida. En la oscuridad, sale a la tienda, pero es alcanzado por los motociclistas, quienes lo envían al hospital. Casey se retrae todavía más, con temor incluso de salir a la calle cuando anochece.
Pero un día descubre una clase de karate impartida por Sensei (Alessandro Nivola). Casey decide aceptar su invitación y tomar una clase muestra. Él se siente inmediatamente empoderado y comienza a crearse una idea del hombre que puede ser, de la mano de un mentor inusual.
Pero poco a poco, esa aura misteriosa de Sensei comienza a revelar algo oscuro que yace bajo el dojo, al mismo tiempo que Casey comienza a someter esa parte de sí mismo que lo dominaba.
Riley Stearns, guionista y director, nos entrega un singular y peculiar filme que es difícil de describir pero fácil de disfrutar. Con un universo acartonado y literal, que se traduce en los diálogos y las actuaciones, Stearns divierte a través de la notable química entre los protagonistas.
Stearns juega con los conceptos de masculinidad y se burla de manera brillante de la cultura machista. Cuando Sensei le ofrece entrenar a los más pequeños, Casey considera que la persona más calificada para ello es Anna (Imogen Poots), su fiel mano derecha. Sensei le responde “me doy cuenta ahora que el ser mujer evitará que se convierta en un hombre”.
Al mismo tiempo, se nota como un director con una clara visión, un artista que sabe lo que quiere contar y no tiene pudor por hacerlo. Así, El Arte de Defenderse juega entre la comedia y el thriller con grandes aciertos y un estilo inigualable.
Related Posts
« ‘Downton Abbey’ – Reseña Hailey Outland, la Mujer de Instagram »