El Agente de C.I.P.O.L.
Salvador Medina @ayudamemalverde
Desde hace años, los remakes no son la excepción sino la norma en Hollywood. El miedo a invertir en ideas originales que no reditúen en taquilla, ha provocado que todos los estudios de cine, busquen en su baúl de recuerdos para traer al siglo XXI proyectos que significaron éxito de taquilla o de ratings anteriormente.
Y en esa búsqueda, muchos han cometido enormes equivocaciones a la hora de dar luz verde a filmes que parecen destinados al fracaso. Así ha sucedido con películas como Total Recall en 2012, Clash of the Titans en 2010, Fantastic Four apenas este año, entre otros. Y en esa larga lista, uno de los más grandes fiascos de los últimos años fue Lone Ranger, basada en la exitosa serie de televisión que corrió de 1949 a 1957.
Con Johnny Depp y Armie Hammer al frente, y un presupuesto de más de 200 millones de dólares, el remake de 2013 tuvo un desempeño tan decepcionante en taquilla y una peor recepción en la crítica, que significó que más de uno perdiera su trabajo.
Fue tal el impacto, que David Christopher Bell escribió que se trató del peor año en la historia de la industria, en gran parte por el fracaso de Lone Ranger.
“Esa película Lone Ranger perderá 150 malditos millones de dólares porque de alguna manera gastaron un cuarto de billón de dólares en una película de vaqueros. Es el nivel de locura”.
Y es que la industria se dejó llevar por el éxito de las franquicias de superhéroes. Los estudios lo tomaron como una señal de que el único requerimiento para generar taquilla era invertir en la película. Pero poco a poco la percepción ha cambiado.
En 2015, el estándar de calidad de cada remake debe estar a la altura de las expectativas o sufrirá el desdén de propios extraños antes de llegar a las salas de cine. Y esto se debe también a que el público ha comenzado a prestar más atención de lo que consume, en especial cuando se trate de películas o series basadas en proyectos viejos, ya que existirá siempre el temor de que se trate únicamente un pretexto para vender boletos.
En ese contexto, El Agente de C.I.P.O.L. (The Man from U.N.C.L.E.), basada en una serie de televisión, se somete al escrutinio de un público exigente y una crítica depredadora. Por suerte, la nueva película de Guy Ritchie, tiene suficiente estilo, una historia bien contada, un humor singular y el talento en pantalla para hacerla una visión fresca e inteligente.
El Agente de C.I.P.O.L. cuenta la historia de Napoleon Solo (Henry Cavill) e Illya Kuryakin (Armie Hammer), dos agentes en lados opuestos de la Guerra Fría que se ven obligados a trabajar juntos contra un enemigo en común.
Cuando la CIA y la KGB descubren que una empresa italiana es en realidad una organización criminal que está a punto de lograr consolidar y vender un arma nuclear, unen sus fuerzas para combatirla.
Sin conocerse, ambos luchan por acercarse a Gaby (Alicia Vikander), la hija de un científico señalado de ser el hombre detrás de la bomba. A partir de ese momento, los tres se encuentran atados como unidad para infiltrarse en la empresa y encontrar a los culpables.
Pese a tener todas las características de un filme de estudio, el estilo de Guy Ritchie está en cada cuadro de El Agente de C.I.P.O.L. Desde una fotografía en la que predomina lo análogo, su particular estilo cómico ácido y observacional, hasta la música atemporal que lo hace todo “genial”.
Es quizás ahí donde está la gran victoria de la película y lo que provoca un gran resultado: al dejar que un director imponga su estilo visual y narrativo en una “película de estudio”, se gana credibilidad, dinámica y el talento de un cineasta acostumbrado a grandes películas de acción.
Sobra decir que la química entre Cavill, Hammer y Vikander, tres jóvenes talentosos y apuestos, eleva la película a ser más que un estreno de verano. Además, Vikander se consolida como una de las caras más frescas de Hollywood y un de las actrices con mayor proyección.
Ritchie utiliza el contexto de la Guerra Fría para ofrecer grandes visuales que nos recuerdan a un época donde la estética lo era todo y la creciente liberación femenina era determinante.
Quizás, su único pecado es intentar explicar demasiado lo que está sucediendo. Eso que El Agente de C.I.P.O.L. gana al atreverse a contar una historia atrevida e interesante, pierde al repasar una y otra vez lo que ya sucedió para no perder al espectador.
Sin embargo, se trata de un filme visualmente impecable, bien actuado y con una historia que encaja perfectamente en su contexto. Ritchie y compañía tienen aquí una gran película para llenar las salas en una época donde la taquilla tiende a enfriarse. Cavill, Hammer y Vikander tienen suficiente para atraer a muchos a las salas de cine.
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