Descifrar el sinsentido: la violencia epidémica
Salvador Medina
Ha sido un tema recurrente hablar en este espacio sobre las diferentes manifestaciones de violencia social en el mundo. No nos referimos con esto, todavía, a los homicidios que escalaron exponencialmente durante el sexenio de Felipe Calderón y que tienen una relación directa con el tráfico de drogas hacia Estados Unidos.
Hemos referido aquí, a los asesinatos por pistoleros solitarios y seguramente, desadaptados sociales, cuyo único propósito era destruir algo. Sin importar lo que esto fuera. El ataque en Virginia Tech, los asesinatos en el Metro Balderas, en Aurora, en un templo Sij de Wisconsin, en Winnenden, Alemania, etc.
Y ocurrió ahora, otro evento inexplicable. Resultado del sinsentido. Una tragedia completamente evitable, contra víctimas, hoy más que nunca, inocentes.
Las muertes en la escuela Sandy Hook de Connecticut, importan por muchas razones; porque son causa directa del Estado americano por enfrentarse a la impenetrable Asociación Nacional de Armas (NRA, por sus siglas en inglés), y regular de una vez por todas el consumo de armas en aquél país.
Escribió Jeffrey Goldberg para The Atlantic que una alternativa podría ser permitir a todos portar armas y así, todos tienen elementos para defenderse. Con 300 millones de armas en las calles de Estados Unidos, es mejor darse por vencido, sugiere.
Otra alternativa, ya mencionada en ocasiones, es regular la venta de municiones, cortando de tajo otro eslabón en la gran cadena de violencia. Pero muchos americanos, creen erróneamente, que eso es un atentado contra sus libertades. Ni qué decir del control de armas. Eso les han hecho creer.
Lo más increíble de todo, es que tras los eventos del viernes, las ventas de armas subieron en Connecticut, California y Luisiana. El negocio está mejor que nunca. James Debney, presidente la popular Smith & Weson, dijo hace tiempo para NBC News, que no están satisfaciendo las demandas del mercado.
Por su parte, Mike Fifer de Sturm, Ruger & Co, comentó que para el 15 de agosto de 2012, habían superado la venta total de armas de 2011.
Lo de Estados Unidos no es nuevo pero sí es relevante. Según datos recientes, ningún otro país del mundo tiene más armas per cápita: casi noventa armas por cada cien habitantes.
Escribió Stephen Marche para Esquire que lo de Newtown, Connecticut no fue una tragedia, sino una decisión política. “No podemos hacer nada por los niños que murieron; llorar por ellos como si fueran nuestros es obsceno y ridículo. Lo que es más ridículo y obsceno es no prepararse para lo siguiente. Lo que se necesita ahora no es cálida empatía; es fría razón”.
Si Estados Unidos logra regular la venta de armas y municiones, contra lo impopular que puede ser conseguirlo, habrá dado un paso enorme hacia una sociedad más segura y racional.
Hasta que no se haga así, eventos de esta magnitud seguirán repitiéndose hasta el cansancio. Y México seguirá siendo víctima colateral de un indiscriminado negocio que no reconoce límites, pues no es secreto que gran parte de los asesinatos relacionados con el narcotráfico, se han dado con armas conseguidas en aquel país, legal o ilegalmente.
La sangre derramada en Estados Unidos tiene un impacto directo en nuestro país. El sinsentido debe detenerse ahora, que todavía es posible.