Cuarón, Derbez y el estado del cine mexicano
Salvador Medina
salvador@elhablador.com.mx
El domingo pasado se llevó a cabo la ceremonia de los Globos de Oro. El prestigiado premio, otorgado por 93 miembros de la Asociación de Prensa Extranjera en Hollywood (Hollywood Foreign Press Association o HFPA), reconoce a lo mejor en cine y televisión en Estados Unidos. La ceremonia anual es un preludio de lo que será la entrega de los Premios Óscar y el fin de la temporada de premios.
La entrega 71 era especial para México por muchas cosas. El director mexicano Alfonso Cuarón estaba nominada en su categoría junta a grandes exponentes del cine internacional: Paul Greengrass por Captain Phillips; Steve McQueen por 12 years a Slave; Alexander Payne por Nebraska; y David O. Russell por Escándalo Americano.
Además, el 2013 significó un éxito para el cine más comercial y producciones especializadas en el circuito de festivales. Es decir, hubo un aparente equilibrio en cuanto al tipo de películas que México expuso en su mercado e internacionalmente.
Cintas como ‘Nosotros los Nobles’ y ‘No se aceptan devoluciones’ rompieron el récord que ostentaba ‘El crimen del padre Amaro’ de Carlos Carrera. Se creó, sobre todo, una gran dinámica con los espectadores comunes que ignoraron los obvios blockbusters estadounidenses a favor de una producción enfocada al mercado local.
‘La Jaula de Oro’ y ‘Heli’, producciones mexicanas, recibieron sendos reconocimientos en el Festival de Cannes. ‘La Jaula de Oro’ recibió Un Certain Regard, mientras que Amat Escalante fue reconocido como el Mejor Director por ‘Heli’.
Pese a que son cintas que pueden polarizar a una audiencia tradicional, son reconocimientos como estos los que colocan al cine mexicano en el panorama internacional.
Así, el premio de Mejor Director que recibió Alfonso Cuarón en los Globos de Oro por ‘Gravedad’, llega en un gran momento para la industria. Aparentemente. Y es que, si nos vamos al lado estricto del negocio, ‘Gravedad’ no es un producto, de ninguna manera, concebido en el cine mexicano.
Fue el estudio norteamericano Warner Brothers quien financió los casi cien millones de dólares que, según IMDB, costó el proyecto. Y fuera de Alfonso y Jonás Cuarón, y el ya legendario fotógrafo Emmanuel Lubezki, el talento es totalmente extranjero. Es decir, el Globo de Oro de Cuarón no refleja, de ninguna manera, algo positivo para la industria. Si acaso, manda mayor presión en la búsqueda de nuevo talento que nutra el cine nacional e internacional.
Algo que sorprendió a muchos en la ceremonia fue la presencia de Eugenio Derbez quien, tras el éxito de ‘No se aceptan devoluciones’, se volvió un ícono para la comunidad latina en Estados Unidos. Y es que si bien ya había aparecido en la comedia estadounidense ‘Rob’ en televisión y en ‘Jack y Jill’ de Adam Sandler, ambos en papeles secundarios, fue su nueva película un catalizador de su fama en el vecino del norte.
Además, su presencia evidenció la falta de conocimiento de los comunicadores de México. Al día siguiente, muchos conductores y “periodistas” aceptaron haberse preguntado si la película de Derbez estaba nominada en alguna categoría. Lo cuál nos dice dos cosas: una, que la gente no sabe en qué nominaciones tiene un mexicano; y por último, algo peor, que no tiene idea de lo que es una película de calidad. ¿En qué lugar cabe ‘No se aceptan devoluciones’ junto a ‘Blue is the warmest color‘ o ‘The Hunt‘.
Y no es un secreto el porqué la Asociación de Prensa Extranjera en Hollywood lo consideró un invitado a la ceremonia. Lo que sí parece extraño es que sea visto como un representante de nuestra industria. Derbez, a diferencia de otros actores, nació en la televisora más grande del país. Es decir, su identificación surge a partir de un audiencia que lo ha seguido durante muchos años y lo acompañó ahora en su migración a un nuevo medio.
Es decir, su éxito no es el de la industria cinematográfica nacional, sino el de una corporación gigantesca que lo ha convertido en un ícono del entretenimiento en México. Además, las ganancias de su película no servirán para apoyar nuevas producciones originales y a cineastas emergentes sino para crear productos similares y que se enfoquen al mismo target.
Así, ‘No se aceptan devoluciones’ es más bien un golpe para los nuevos creadores, pues ahora los productores, distribuidores y los propios espectadores, estarán buscando el siguiente gran éxito comercial de uno de sus actores conocidos, producto de la gran maquinaria televisiva, en lugar de explorar las nuevas alternativas que proveen los cineastas independientes.
Entonces, el estado del cine mexicano no está en el Globo de Oro de Cuarón, o en el Festival de Cannes con Amat Escalante, o en la taquilla de ‘No se aceptan devoluciones’. Se encuentra en medio, en un lugar menos claro pero con mayor campo de crecimiento, donde se está gestando una nueva generación de cineastas listos para tomar la estafeta.
Si la industria se enfoca en repetir las mismas fórmulas, se caerá en el error que hoy le está costando tanto a Hollywood. Estaremos frente a un panorama poco original y empecinado más en generar ingresos para los mismos círculos y repetirlo hasta el cansancio.
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