Corsage – Reseña
Salvador Medina
Vicky Krieps se ha convertido en una de las actrices emblema del cine independiente y de autor. Desde su papel revelación en Phantom Thread de Paul Thomas Anderson, ha recibido papeles a la altura de sus capacidades. En Corsage, trae a la vida a la icónica emperatriz Elisabeth de Baviera, conocida popularmente como Sissi. Marie Kreutzer se aventura a escribir una biopic de una de las figuras más representativas de la realeza europea y el resultado es fenomenal.
Desde el primer cuadro, e incluso antes de él, entendemos que la emperatriz (Vicky Krieps) no desea someterse ante nada. Aguantando la respiración bajo el agua frente a sus indistinguibles e intercambiables mucamas, a las que nunca sabe reconocer, pone en alerta a todos. Pero se trata de algo rutinario para ella: encontrar algo de placer en las restricciones.
Nadie sabe qué esperar de la emperatriz. Su esposo, el emperador Francisco José (Florian Teichtmeister) está siempre a la expectativa de su siguiente exhibición pública y es así que, en un viaje, se desploma cuando es recibida. Pronto confiesa a su primo la forma correcta de fingir un desmayo. Pero su esposo sabe bien que se trata de un arrebato.
Así vive la emperatriz, buscando un poco de libertad en la imposible forma de vivir en una monarquía, como la cara de una nación al borde de la guerra. Entre viajes y escapadas, busca la manera de desprenderse de la imagen que esperan de ella y lo que busca de sí misma.
Con una impecable actuación de Vicky Krieps, increíblemente ignorada por los premios más destacados del cine, Corsage es una empática mirada a una elusiva y enigmática figura de la moribunda monarquía.
Kreutzer retrata impecablemente la vida de una mujer rebelde, independiente, incomprendida. En Krieps, la directora encuentra a la única actriz de retratar a una figura de ese tamaño, con sus berrinches, su grandiosidad, su incontrolable personalidad.
Corsage es impecable de principio a fin. Sin romantizar, sin recursos fáciles, nos pone en la psique de una mujer atrapada por una institución donde las personalidades son castigadas y sometidas a lo que necesita el sistema. Aquí, Krieps y Kreutzer nos regalan una película soberbia, bellísima y perdurable. Una obra necesaria.
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