‘Coda: Señales del corazón’ – Reseña
Salvador Medina
El último año de preparatoria suele ser un año de definiciones en la vida de cualquier adolescente. Pero para Ruby, es especialmente complejo.
Pese a estar rodeada de una familia amorosa y expresiva, Ruby (Emilia Jones) se siente sola. Pasa las mañanas en el barco de su familia pescando para ayudarles a sobrevivir y, en la escuela, apenas y tiene energía para mantenerse despierta en clase. Además, suele ir del barco a la escuela sin escalas y no tiene tiempo cambiarse, haciéndola una paria inmediata. Por eso, Gertie (Amy Forsyth) le reclama que se haya inscrito al coro, algo que la haría ser todavía más antisocial.
Y es que la situación Ruby es particularmente especial. Es una adolescente que ama la música en una familia de padre, madre y hermanos sordos. Ruby no puede compartir esa pasión con ellos e incluso es mal visto que utilice audífonos en casa. Es así que, en su primera clase de coro, decide abandonar antes de tomar su turno frente al maestro Bernardo (Eugenio Derbez)
Ruby no tiene confianza en su talento o en su persona. De ahí que su camino sea doblemente difícil. Además, los temas de comunicación con su familia no están restringidos al lenguaje de señas y a la imposibilidad de sus padres por juzgar su talento: sienten como una ofensa el que Ruby busque ese camino.
Basada en La Famille Belier, CODA es una inspiradora aunque predecible y torpemente dirigida obra para un público amplísimo. No es que Sian Heder haga un mal trabajo, pero pareciera que está fuera de su elemento y, aunque tiene casi dos horas de filmación, la obra posee varios huecos narrativos.
Pese a ello, CODA se siente como una obra original y que logra tocar las fibras de cualquier corazón, hasta los más cínicos. CODA posee virtudes que superan sus clichés y debilidades. Cada arquetipo, cada personaje, cumple una función específica y, aunque dicha función puede ser obvia en ocasiones, no le quita mérito narrativo.
La base de la película está en los papeles que interpretan Emilia Jones y Eugenio Dérdez, ambos sorprendiendo con una ligereza y naturalidad que conectan con la historia y con su público. Si quieres ir a una sala de cine a dejarte llevar por una historia emotiva y para toda la familia, CODA es la opción.
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