‘Cincuenta Sombras Liberadas’ – Reseña
Salvador Medina @ayudamemalverde
La última entrega de una franquicia hollywoodense suele ser la culminación de un esfuerzo monumental por cerrar con broche de oro. En el caso de Cincuenta Sombras Liberadas (Fifty Shades Freed), se trata más bien de un globo que se desinfla a medio camino y no termina por cumplir su cometido.
Los problemas que se han señalado en entregas anteriores (escenas incómodas, falta de química entre los protagonistas y una larga lista) se reducen a un simple problema: el material.
Las novelas de E.L. James fueron señaladas desde un principio por apelar a un público poco exigente que se dejó llevar por la fantasía que representaba, más que por la coherencia de la historia. En Cincuenta Sombras Liberadas, Jamie Dornan y Dakota Johnson hacen lo mejor que pueden con una dirección descuidada y una historia que se enfoca demasiado en lo que tanto atrajo de los libros: las escenas eróticas.
Pero a diferencia de otras películas de corte similar, no son audaces o novedosas. Se trata simplemente de cumplir con las exigencias de las seguidoras de las novelas que, fieles al material, esperan lo mismo de las entregas cinematográficas.
No hay nada nuevo en el horizonte en Cincuenta Sombras Liberadas. En ese intento por ser “pícara”, cae en lo ridículo y lo cursi. Y es hasta incómodo ver a los protagonistas luchar por hacer algo meramente pasable.
Asumo que las fans de las novelas y sus variaciones habrán de sentir alivio y satisfacción de cerrar su querida franquicia, pero se trata de un producto que pasará sin pena ni gloria para el cine contemporáneo y su género en particular.
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