‘Cha Cha Real Smooth’ – Reseña
Salvador Medina
Cooper Raiff está destinado a ser el cineasta americano centennial por excelencia. Hijo prodigio de Sundance y del circuito independiente de festivales, su segundo largometraje, Cha Cha Real Smooth, se vendió incluso antes de escribir una palabra (algo que apela a la nula meritocracia de Hollywood pero que pertenece a otro texto).
Raiff protagoniza, escribe y dirige (sí, es de esos) Cha Cha Real Smooth, donde interpreta a un recién egresado de universidad sin muchos prospectos. Sin un trabajo asegurado, regresa a vivir a casa de su madre, su hermano y su padrastro, donde toma el primer trabajo que encuentra en la industria de la comida rápida. Regresar a su ciudad natal no sólo le significa un retroceso emocional sino un momento de reflexión. Andrew (Raiff) quiere ahorrar para viajar a Barcelona a reencontrarse con su novia de la universidad, a quien acosa en redes sociales.
En esa búsqueda, Andrew descubre que tiene un don como animador de fiestas. Es la época de celebraciones judías para la generación de su hermano menor así que encuentra un nuevo llamado. Y es en una de esas fiestas que conoce a Lola (Vanessa Burghardt), una chica con autismo que raramente participa en actividades sociales. Pero con el entusiasmo y carisma de Andrew, Lola se integra a las festividades. Es así que Andrew conoce a la madre de Lola, Domino (Dakota Johnson), una excéntrica mujer rechazada por las madres de la comunidad.
Domino, Andrew y Lola establecen una gran relación que los acerca más allá de las fiestas y las ocasiones en que él sirve de niñera. Andrew se interesa pronto en Domino pese a que ella está comprometida. Las consecuencias de dicha relación son obvias.
Raiff hace muchas cosas bien. Dos importantes son dejar que Dakota Johnson y Vanessa Burghardt sean el centro de atención. Sus personajes están impecablemente bien escritos y el director hace una gran labor al darles su espacio para brillar.
Aunque la temática no es nueva, Raiff lo hace con frescura y ligereza, pese a que en ocasiones la película se siente como una trama de privilegiados blancos sin mucha trascendencia, la química en pantalla y el magnetismo de Johnson son suficiente para sacar la película a flote.
Cha Cha Real Smooth abusa de los clichés y tropas del género (y se sale con la suya con uno de los peores títulos en la historia del cine), con un protagonista que piensa demasiado de sí mismo, pero que lo sostiene con talento y solvencia.