‘Belleza Inesperada’ – Reseña
Salvador Medina @ayudamemalverde
Dos de las películas más publicitadas de esta cercana temporada de premiaciones tratan con un tema tan delicado como fuerte: la pérdida de un hijo. Pero la enorme diferencia entre Manchester By The Sea y Belleza Inesperada (Collateral Beauty) es que la primera es honesta y brutal, mientras que la segunda es manipuladora y moralina.
Will Smith interpreta a Howard, un exitoso publicista en Nueva York. Lo conocemos en su mejor momento, con un motivador discurso en la agencia que fundó. Pero tres años después, la historia de Howard ha cambiado profundamente. Perdió a su pequeña de 6 años al cáncer, sufre la pérdida todos los días.
Howard se dedica a construir estructuras con dominós en su oficina para mostrarse a sí mismo que todo lo que se crea está destinado a caerse. Además, con la intención de tener una actividad con la que canalice su dolor, Howard comienza a escribir cartas a la Muerte, el Tiempo y el Amor. Sus socios, interpretados por Edward Norton, Kate Winslet y Michael Peña están desesperados por su actitud y tienen la intención de vender la compañía, pero Howard no quiere escuchar ofertas. Desesperados, deciden sacarlo del trato probando que no se encuentra mentalmente estable.
En ese momento deciden contratar a un trío de actores de una compañía teatral para interpretar al Amor, la Muerte y el Tiempo. Interpretados por Helen Mirren, Keira Knightley y Jacob Latimore, acosan a Howard en lugares públicos.
Se trata de una premisa tan extraña como su misma ejecución. En lugar de ser una película digna de reconocimiento, es el ejemplo perfecto de un Oscar bait. Pero ni siquiera el destacadísimo talento en pantalla logra consolidar una historia sin pies ni cabeza. Smith se destaca por su carisma sin duda, y el talento que lo rodea sostiene su propio peso, pero se desperdician bajo el concepto de la película.
Belleza Inesperada tiene una historia que quiere manipularte a sentir algo que no está ahí. Sí, hay momentos genuinos en el viaje de Howard a su recuperación pero no son suficientes para conectar con la audiencia y crear algo más que una “película palomera”.
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