Armageddon Time – Reseña
Salvador Medina
Es verdad que todas las obras literarias y cinematográficas son autobiográficas en cierto sentido. Pero llega un punto en que ciertos autores buscan explorar su pasado y su crianza a través de películas profundas, reflexivas y personales. Es el turno de James Gray que en Armageddon Time (El tiempo del Armageddon) crea una obra, sensible, brutal y emotiva sobre su vida en el Nueva York de los años 80′, con todo y la familia Trump merodeando a su alrededor.
Paul Graff (Banks Repeta) es un rebelde chico en el último grado de primaria. A diferencia de su hermano mayor que atiende una preparatoria privada, él va a una escuela pública. Ahí conoce a Johnny (Jaylin Webb) un chico negro con quien entabla una relación de amistad. No sólo son los enemigos favoritos del profesor Turkeltaub, sino que tienen sueños demasiado grandes para alumnos tan indisciplinados. Johnny es el único en la escuela que ve en Paul el potencial de un artista verdadero. En casa, al menos tiene un soporte.
Su abuelo Aaron (Anthony Hopkins) no es sólo el corazón de la familia sino el apoyo moral y emocional de Paul. Le alienta, le corrige, le apoya. Y, cuando Paul se mete en problemas en la escuela, es quien recomienda cambiarlo a la escuela privada. El joven no tiene una buena relación con sus padres Irving (Jeremy Strong) y Esther (Anne Hathaway) y sus planes siempre los tienen en alerta.
Pero Paul tiene un espíritu de artista. La influencia de su abuelo, de la música de The Sugarhill Gang, la inminente llegada de las políticas de Ronald Reagan, son un caldo de cultivo para el chico esté jugando con fuego y cuestionando a todas las figuras de autoridad de su vida.
Don’t be nervous, be bold, le aconseja el abuelo en una de sus habituales y sabias pláticas. Aaron sabe que Paul es un chico sensible e inteligente, aunque nadie quiera verlo. Cuando Paul le comenta que su nuevo grupo en la escuela usa insultos raciales contra los negros, le exige que no se esconda. El apellido Graff oculta el judaísmo que traen en la sangre y, como le recuerda el abuelo, puede tener más privilegios que él y sus ancestros. Pero eso no le exime de defender a otros. Y de usar su voz para ello.
El título El Tiempo del Armagedón refiere a una canción de reggae de Willy Williams. Aunque no hay guerra o fin del mundo en la película de Gray, sí existe una sensación de desastre inminente. Al menos así se siente para nuestro protagonista.
Gray no abusa de los momentos familiares o romantiza la dinámica en casa. Al contrario, es económico al mostrarnos el entorno de Paul. Vive más en sí mismo y en lo que hay afuera para él. El director se apoya en las sensacionales actuaciones de Hopkins y el joven Repeta para contar una historia personal y pertinente.
El tiempo del Armagedón es mismas partes desgarradora, emotiva y real. Gray expone a todos con sus virtudes y carencias. El propio Paul, la representación de Gray, es egoísta, lleno de sí mismo, cabezadura. Pero hay algo en su sangre que le motiva a cuestionar lo que sucede a su alrededor y el espectador entiende su viaje.
Es una obra sensacional de un artista con mucho que decir y con talento de sobra para hacerlo.
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