‘¿Qué Culpa Tiene el Niño?’ – Reseña
Salvador Medina @ayudamemalverde
Ésta debe ser una de las reseñas que más trabajo me ha costado iniciar. Trabajo porque es difícil explicar en palabras la experiencia que me significa salir de la sala sabiendo que pase lo que pase, la gente irá a verla, se reirá y dirá que “está chistosa”.
Trabajo porque es mi aspiración pertenecer al medio y he notado que no existe una verdadera retroalimentación o crítica entre colegas. “Muy entretenida”. “No paré de reír”. “No pueden dejar de verla”.
Y trabajo porque es difícil comenzar a explicar lo que está mal de una película cuando no hay un punto de referencia de algo que le haya salido bien o que justifique dedicarle una hora y 45 minutos de tu vida.
Así que aquí va: nuestra reseña de ¿Qué Culpa Tiene el Niño?
La premisa es sencilla: Tras acudir a la boda de una de sus mejores amigas, Maru (Karla Souza) queda embarazada. La sorpresa es mayúscula, pues el mezcal ha provocado que esa noche haya quedado más como una cicatriz que como un recuerdo. Así, de la ayuda de sus amigas Daniela (Fabiola Guajardo) y Paulina (Rocío García), descubren a través de las fotos que quedan como evidencia, quién es el culpable.
Todo apunta a La Rana, o Renato (Ricardo Abarca), amigo de un personaje al que conoceremos únicamente como El Cadáver que nos presentan no sólo como un fayuquero sino como un tipo que se masturba frente a su perro viendo pornochambear.com (respira profundo).
La Rana es un tipo de buenas intenciones pero poca cabeza y menos motivaciones. Sin terminar la prepa, su vida está en pasar el tiempo con El Cadáver, tomar y fumar. Aunque claro, desde que se entera que será padre deja de fumar, y lo dice en repetidas ocasiones: “¿no ves que ya voy a ser papá?”. Y no es la primera vez que alguien repite una frase, dicho o cliché para causar “impacto o risa”. Esto sucederá a lo largo de los extenuantes 105 minutos (repira profundo).
Cuando Maru, la hija de un manipulador y conservador diputado (interpretado por Jesús Ochoa), descubre que La Rana no tiene futuro, decide acudir a un doctor para terminar su embarazo. Pero el conflicto que le significan su ex novio Juan Pablo (Erick Elías) y el interés de La Rana por “encargarse del chamaco”, evitan que lleve a cabo el procedimiento. Ante eso, los padres de Maru la obligan a casarse con La Rana al estar en época electoral. Hasta ahí la trama.
El enorme problema de ¿Qué Culpa Tiene el Niño? es encontrar una razón que justifique su existencia. No sólo se trata de una película con un discurso prácticamente anti feminista, sino que sus personajes son caricaturas mal escritas, no hay idea en la dirección de Loza y los elementos de arte no aportan nada a la narrativa de la historia.
Con la intención de hacer reír, Loza nos presenta un guión llenó de personajes y situaciones que hemos visto en otros lugares. Principalmente en telenovelas. Las amigas, el ex novio, el nuevo novio, los gays de la oficina, los papás, absolutamente TODOS, son clichés, del cliché, del cliché. La mamá de La Rana es literalmente María de todos los Ángeles, interpretada por la misma actriz, Mara Escalante. No hay un dejo de originalidad. Ni uno. Loza utiliza en todo momento lenguaje que pertenece más a una telenovela que a la pantalla grande.
Además, la ejecución es lamentable. Con una iluminación simplista que reduce la fotografía al lugar donde colocan la cámara, un diseño de arte exagerado que busca jugar con lo kitsch pero se queda en lo ridículo, y locaciones sin personalidad que simplemente buscan lucir la Ciudad de México como trasfondo. La producción raya en lo amateur.
No hay moraleja alguna en la historia. Los personajes son nefastos, no hay característica alguna que te identifique con ellos o los haga parecer humanos. Incluso una de sus amigas termina al final con el esposo de la boda que provocó todo. Y la película culmina con un clímax que no sólo es absurdo, sino racista.
¿Qué nos deja lo nuevo de Gustazo Loza? ¿Que todos somos hipócritas? ¿Que los derechos de las mujeres se suspenden en épocas electorales? ¿Que esto es lo mejor que tiene por ofrecer el cine mexicano comercial? ¿De verdad no existe un justo medio entre Güeros y esto?
Me rehúso a pensar que el cine comercial de este país no puede ser desafiante o al menos meramente entretenido. Y que alguien sabe escribir un guión de “comedia” sin utilizar 20 groserías por cada página.
Lo único rescatable del proyecto es Karla Souza, quien no se reduce a ser un simple punch line, sino que muestra de nuevo que su talento está para las ligas mayores, no para esto.
El cine mexicano necesita éxitos de taquilla, sí. Pero no a este costo.
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