Un soldado en cada nini te dio
Salvador Medina Armienta
Más de año y medio ha pasado desde la difusión del estudio México frente a la crisis, que dio a conocer y puso en la mesa de debate, la preocupante situación de los jóvenes en México. Se ha repetido hasta el cansancio que nuestro país posee un bono demográfico que podría traer beneficios en cuanto a fuerza de trabajo. Sin embargo, parece que el Estado, si se ha percatado de tal situación, no ha comprendido la trascendencia de esta circunstancia.
El estudio, en el que participaron destacados analistas, señala que la juventud enfrenta una crisis de expectativas y una falta de políticas para solventar su problemática. Se recomendó entonces, crear un observatorio de la juventud donde se pudiera dar un debate y alcanzar acuerdos entre los distintos actores relacionados.
Pero las voces parecen no tener eco. Las actuales propuestas sobre qué hacer con los ninis, han llegado al absurdo y hablan de lo alejado que se encuentran los políticos de la sociedad. La petición de César Duarte y la posterior iniciativa del Congreso de Chihuahua de exigir dos años de cárcel a los ninis que no realicen el servicio militar, parecen acabar todo tipo de debate. Los jóvenes quieren espacios, pero no donde el gobierno quiera.
La situación es apremiante pero no parece haber un plan para dar cauce a las necesidades de la juventud. Recientemente, el Dr. José Narro Robles comentó que solucionar la situación de los 7.5 millones de ninis en México, se deben aumentar de manera significativa las oportunidades de educación medias superior y superior, así como las oportunidades de trabajo.
Y es que las cifras son duras: apenas 12 millones de mexicanos cuentan con estudios de nivel profesional, alrededor del 10% de la población total. Además, con las cifras de cobertura en educación superior rayando apenas el 30%, la situación se agrava.
En los recientes resultados del examen de acceso al Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), resaltó que la máxima casa de estudios del país aceptó apenas al 6.3% de más de 108 mil 430 aspirantes.
Espacios en las universidades
Los pocos afortunados que se encuentran ante la oportunidad de ingresar a la educación superior, se enfrentan diariamente con problemas. Así se puede notar en los alumnos que acuden a instituciones públicas. Es por ello que Campus se lanzó a platicar con estudiantes sobre los obstáculos que enfrentan constantemente para recibir una educación superior de calidad y su visión sobre el futuro del país.
Los alumnos de universidades en México, sufren todos los días los grandes problemas del país: pobreza, desigualdad, discriminación. Así lo hacen notar ellos. Para Rodrigo Valadez, estudiante de Psicología, la educación superior es denigrante. “Acabo de leer unas estadísticas donde ocho de cada diez estudiantes o jóvenes entre 20 y 24 años no tienen acceso a la educación superior. Es muy alarmante”.
Y aunque la mayoría de los estudiantes entrevistados consideran que sus carreras cumplen con sus expectativas de desarrollo, el acceso a la educación sigue siendo un tema pendiente.
Para David Solano, estudiante de Pedagogía, “No hay una igualdad (en el acceso a la educación superior) porque no tienes las herramientas para lo que te pide el examen de ingreso, porque el mismo sistema no te las da”. Él considera que el primer problema y el más fundamental es el acceso a la universidad. “La matrícula es el del 10%, no hay un acceso tal a la universidad pública, incluso a las privadas. El pueblo no tiene el suficiente medio para estar en una universidad”.
Una vez que el alumno logra ingresar a la universidad, se encuentra con obstáculos qué superar: falta de apoyo económico, maestros poco preparados y sistemas obsoletos. Martín Garza, estudiante de QFB, viajó de Coahuila al D.F. porque “allá los maestros no se comprometen con la carrera ni con sus clases. Aquí los maestros que me han tocado están muy bien preparados y son investigadores que saben mucho”.
Sin embargo, Jaír González, de la misma carrera, considera que, a pesar de la gran capacidad de los maestros, hacen falta recursos económicos para llevar a cabo proyectos. Además, él, como muchos otros alumnos, considera que la actualización es un gran problema. “Los planes de estudio ya no satisfacen las necesidades actuales en todos los ámbitos. Se tienen planes muy antiguos que realmente no sirven”.
Humberto Tadeo, estudiante de Psicología de la Educación, también considera que la incorporación de la tecnología a la enseñanza es un tema que no se ha tratado en su totalidad. “La gran mayoría son maestros mayores como 35 años hasta 70, 80 años que siguen dando sus clases. Nos enfrentamos a la técnica pasada y muchas veces cuando los alumnos tratan de vincularles la tecnología, parece que se están enfrentando a un mundo nuevo y algo que simplemente no comprenden”.
Además, muchos consideran que la interacción con los maestros no es la adecuada. Para Karina Peralta, estudiante de Arquitectura, hacer falta dialogar. “El problema es que no todos los maestros tienen esa libertad de pensamiento, siguen encerrados en que debe ser así y que ellos nunca están equivocados”, consideró.
A todo esto, los alumnos agregan que estudiar una carrera es complejo por la situación económica que enfrenta el país. Cuestionados sobre la gran tasa de deserción en la educación superior, muchos consideran que la necesidad de trabajar, es un impedimento para continuar en la universidad. Para Alin Flores, estudiante de Arquitectura, “el problema fundamental que no concluyan su carrera se da desde la familia, cómo reciben la educación en su familia y en secundaria y primaria. Muchos no planean bien su vida por esas dificultades”.
En cuanto a los espacios para estudiar, la opinión está divida. Aunque muchos consideran que no hay equidad en el acceso, otros opinan que los espacios están ahí pero que los propios alumnos no saben aprovecharlos.
Al ser cuestionados sobre lo que significa estudiar una carrera hoy, algunos opinaron que, además de servir para encontrar trabajo, los hace mejores personas. Para Carlos Rodríguez, estudiante de Mercadotecnia, estudiar “hasta cierta forma fomenta los valores y reafirma los que traes desde tu familia”.
Otros incluso fueron más allá. Aunque David Solano consideró que su carrera no lo hará rico, él busca “crear una mejor sociedad en cuanto al nivel sociocultural que existe en México. Para eso es importante, para crear una mejor sociedad”.
Lo mismo opinaron Alin Flores, Karina Peralta y Jerson Josué, estudiante de Psicología de la Educación. “Es una formación, es una búsqueda de expresiones, intentar convertirte no digamos en el hombre más rico ni en el hombre más popular, sino en un hombre consciente. Yo por veo como algo prioritario el estudiar”.
Pero acabar una carrera no es fácil. Y en el caso de María de Lourdes y Yolanda Hernández, estudiantes de Educación Indígena, la tarea es doblemente complicada. A la extenuante de tarea de viajar al Distrito Federal desde Chiapas para enrolarse a una universidad, se agrega el tener que pagar la renta de un lugar, el transporte, comidas y material didáctico. Integrantes de la etnia Tzotzil, Yolanda y María de Lourdes deben adaptarse a la ciudad, a otra forma de estudiar y a una nueva lengua.
Además, la incertidumbre de tener que regresar a su tierra natal, les da poco tiempo para titularse. “No sabemos si tenemos que regresar (a Chiapas) o qué sigues después de la escuela. Aquí en la universidad tenemos comedor, tenemos servicios muy baratos. Al salir, ya no tenemos los mismo beneficios, ni en el préstamo de libros para seguir estudiando”.
Para la mayoría, la educación no acaba con un título universitario. Prácticamente todos quieres estudiar un posgrado por conseguir un mejor trabajo, por motivación personal o porque su carrera no les da todas las herramientas necesarias para conseguir lo que buscan.
Pero según las cifras del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, apenas el 20% de los estudiantes de licenciatura, estudian un posgrado. Es decir, continuar con la educación no implica solamente desearlo. El deseo está ahí. Es ahora el Estado, junto con las instituciones, quien debe estar a la altura de los sueños de un pueblo ansioso de mejorar por el bien de su país.
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Los jóvenes y la educación superior from Salvador Medina on Vimeo.
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