Confesiones – Reseña
Salvador Medina
Todos somos culpables de algo. Cada uno de nosotros, en algún momento, hemos guardado un secreto que nos avergüenza, nos atormenta, nos pone en peligro. En Confesiones, lo nuevo de Carlos Carrera, el destacado cineasta lleva esa premisa al extremo y coloca a la que parece una familia perfecta a escrudriñarse de adentro hacia afuera.
Imaginemos a una familia, a todas luces, perfecta. Papá, un acomodado cirujano dentista con su propia práctica. Mamá, una arquitecta dedicada a la academia. El hijo, un junior con problemas de actitud pero con absolutos privilegios. Y la hija, la niña perfecta ante los ojos de todos. Aquí, en este seno, se introduce de pronto un elemento extraño.
En lo que parece un día normal, Mamá y Papá se cruzan al momento de recoger a la niña de la escuela. Cuando Mamá llama a la escuela, se enteran que no llegó a la escuela pero a que el hijo debió dejarla ahí. Pero él confiesa que en realidad no la deja en la puerta sino a una cuadra. El teléfono suena y una voz del otro lado les cambia la vida: tienen a su hija.
La voz masculina del otro lado les pide deshacerse de las cámaras y seguir las instrucciones. A las 2 de la mañana va a llegar un hombre y le van a abrir. Cuando esto sucede, los tres integrantes de la familia se encuentran en un dilema: el hombre encapuchado viene por un secreto.
Uno de los miembros de la familia ha cometido un pecado que debe confesar y arrepentirse. De lo contrario, no volverán a ver a su hija con vida. Lo que sucede desde ese momento es un brutal juego de gato y ratón, no solamente entre víctimas y victimario, sino entre la propia familia.
Carrera, de la mano del guión de Alberto Chimal, crea un thriller complejo y brutal, que juega con la mente del espectador y las expectativas de sus personajes. Con una solvencia que sólo puede tener un cineasta de ese tamaño, Confesiones nos presenta a personajes que pretenden ser una cosa, para el mundo y para ellos mismos, pero que están llenos de culpa y de secretos.
Nada es lo que parece en Confesiones y contar más que esto es arruinar lo que es una experiencia fantástica, pero durísima y reflexiva. Carrera lo consigue con un elenco que nos sumerge en un dilema moral difícil de explicar que lleva a la familia al límite.
Destacan significativamente las actuaciones de Luis Gnecco, Claudia Ramírez y un Juan Manuel Bernal absolutamente soberbio, que se encuentra sin duda en el momentl puntal de su carrera.
Es recomendable acudir a Confesiones con el estómago vacío y con apetito por disfrutar una extraordinaria película mexicana, de esas obras escasísimas en la actualidad que tienen tanto sustancia como atractivo comercial.
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